Imposible tan siquiera resumir en un artículo la fascinación que en Rutas 10 ejerce este país de Asia central, por eso hemos optado por centrar el esfuerzo en seleccionar los diez imprescindibles de Uzbekistán. Vaya por delante que casi cualquiera de ellos justifica el viaje a este enclave de civilizaciones antiquísimas, sorprendente patrimonio y baluarte de una forma de vida que vitamina a cualquier trotamundos.
Si estás preparado para descubrir los diez imprescindibles de Uzbekistán, estás en el lugar adecuado. Cuatro minutos de lectura que aseguramos disfrutarás.
1. Adentrarse en la historia de Uzbekistán
Sí, da igual que las motivaciones de tu viaje sean otras, porque caerás fascinado por la historia de Uzbekistán. Peculiar desde su origen, ya que al contrario de la cultura nómada tan habitual en tierras de Asia central, en los territorios que hoy ocupa el país se apostó por sofisticadas culturas de oasis con fuerte vocación comercial, como los aqueménidas (s. VI a.C.). Para hacerte una idea de lo que hablamos resumimos en cuatro párrafos, un devenir que consideramos imprescindible para disfrutar del país a lo grande.
En el s. IV a.C., Alejandro Magno conquistó el imperio aqueménida de Ciro el Grande, formalizando su dominio con su casamiento con Roxana, hija de un jefe tribal. En el siglo VI llegaron los turcos y, poco a poco, fue extendiéndose la cultura musulmana, mayoritaria ya en el siglo VIII bajo el dominio árabe.
Pero la mayor impronta de los llamados imperios es la persa. La dinastía samánida se asentó en los siglos IX y X, convirtiendo su capital Bukhara (o Bujara) en un influyente centro político y económico pero, sobre todo, intelectual. El esplendor continuó bajo Tamerlán (siglo XIV), figura clave en la entidad nacional del país, creador de un gran imperio y reputado mecenas que impulsó la deslumbrante Samarcanda.
El poderío de estas tierras se asentó en los siglos siguientes bajo el llamado kanato uzbeko. El más grande de sus kanes fue Abdulah. A su muerte, en 1598, estas tierras entran en una época oscura caracterizada por las pugnas entre sus tres ciudades estado (Bukhara, Khiva y Kokand) y un acercamiento a la Rusia zarista, con el desembarco de sus tropas y el sometimiento de sus tribus en 1884.
El siglo XX vuelve a dar un nuevo golpe de guion a la historia de Uzbekistán. Tras la Revolución bolchevique de 1917, en 1924 nace la República Socialista Soviética de Uzbekistán, génesis del actual país. Fruto de la acción de Mijaíl Gorbachov, el 21 de diciembre de 1991, Uzbekistán se independiza entrando en una nueva etapa de su historia.
2. Maravillarse en la Ruta de la Seda
En el recorrido histórico hemos obviado intencionadamente que desde el siglo I a.C. circuló por aquí una de las rutas de caravanas más importantes. El legado de la Ruta de la Seda es sencillamente deslumbrante, puedes descubrirlo en las tres ciudades oasis de Samarcanda, Bukhara y Khiva. Basta con pronunciar sus nombres para echar a volar la imaginación en el que para muchos sigue siendo hoy el mejor viaje del mundo.
3. Samarcanda
Muchos viajan al país para descubrir esta emblemática ciudad, mil veces señalada como la auténtica ciudad de Las mil y una noches. En realidad, hablamos de la segunda ciudad más poblada del país, con más de medio millón de habitantes. Bajo su aspecto de moderna urbe, el viajero descubre pronto que este oasis con más de 2.700 años de historia ofrece lugares únicos como la arrebatadora plaza del Registán. Si tras verla necesitas reponer fuerzas, nada mejor que visitar el mercado central de Siab o sentarse en una de las concurridas teterías de los numerosos zocos de Samarcanda.
4. Bukhara
Para muchos viajeros es la auténtica sorpresa del viaje a Uzbekistán. Pasear por las calles peatonales de su cuidado casco histórico ofrece la experiencia más cercana a un viaje en el tiempo. Por algo Bukhara es conocida como la Perla del Islam con joyas como su fortaleza (con aspectos de gigante castillo de arena), la mezquita Bolo Hauz (con su columnata de madera bellamente decorada) o el Mausoleo de Ismail Samani. Estos y muchos más dejan constancia del pasado de una ciudad que fue tan poderosa como envidiada.
5. Khiva
Pequeña y compacta, gracias a concentrar la mayoría de sus puntos de interés en su muralla, está hecha para disfrutar. De las tres ciudades del Triángulo de Oro, Khiva (o Jiva) es, quizás, las más desconocida pero derrocha autenticidad. Su visita merece un lugar destacado entre los diez imprescindibles de Uzbekistán, una oportunidad para descubrir su rotundo minarete azul de Kalta Minor y perderse por el entramado de callejuelas donde sorprender palacios, mezquitas, madrasas o mausoleos como el de Pakhlovon Makhmud, santo patrón de la ciudad de singular biografía.
6. Tashkent
La capital es para muchos viajeros la puerta de entrada al país. Moderna y cosmopolita, con sus cerca de 2,6 millones de habitantes, Tashkent forma parte de los diez imprescindibles de Uzbekistán. Estancia en la que hay que combinar la visita a su patrimonio histórico como las madrasas Kukaldosh y Barak Khan, el mausoleo Kaffal Shashi o la biblioteca donde se venera el Corán Usman. Sin embargo, no se puede perder la oportunidad de descubrir el legado de sus décadas como república soviética: grandes avenidas, arquitectura brutalista de singular inspiración oriental y su metro. Es imprescindible visitar paradas como Gafur Gulam, la futurista de Bodomzo o la elegante Alisher Navoiy.
7. Mar de Aral y campamento de yurtas
Esta visión apocalíptica de lo que la sinrazón humana puede hacer cuando no respeta su entorno es, sobre todo, aleccionadora. El antiguo Mar de Aral, hoy convertido en una parte más del desierto, ofrece imágenes para el recuerdo como los oxidados barcos varados en las arenas. Se agradece enriquecer esta visita con experiencias más gratificantes como dormir en un auténtico poblado de yurtas. Estos campamentos conformados por la tradicional vivienda nómada de Asia central son unas atracciones turísticas, pero permiten realizar una inmersión en el modo de vida más tradicional y acabar la noche en torno a una hoguera escuchando cantos tradicionales.
8. Valle de Fergana
En su extremo oeste, junto a las fronteras de Kirguistán y Tayikistán, el viajero que cuente con más de una semana en el país puede completar su estancia en esta fértil región. Una zona agrícola que conserva la tradición y donde el contraste de su paisaje montañoso y verde permite una mirada pausada del país realmente interesante.
9. Hospitalidad uzbeka y ceremonia del té
Aunque Uzbekistán es uno de los destinos más populares para el trotamundos con alma aventurera, la hospitalidad uzbeka no se resiente. Sin duda, uno de los imprescindibles de Uzbekistán es su gente. Pese a sus limitaciones para comunicarse en otra lengua, siguen siendo muchos los que se acercan al viajero en busca de conversación. Una vez asegurado de que no se trata de buscavidas de turistas (que como en cualquier otro lugar del mundo los hay), es una delicia dedicarles tiempo y si surge, compartir un té. Puede incluso que se tenga la oportunidad de disfrutar de una vistosa ceremonia del té, el modo más tradicional de beber la bebida nacional.
10. ‘Plov’ y otras delicias uzbekas
La pasión por el plov une a todas las etnias uzbekas. Principalmente preparado por hombres, se trata de un estofado de carne de cordero o vaca con arroz y vegetales como zanahorias y cebolla, además de aceite y especias. Partiendo de esta receta tradicional, las variaciones son infinitas y cada población defiende la local como la más gustosa del país. Al modo de pinchos morunos a la brasa de cualquier tipo de carne, los shashlik son también populares, al igual que las bolas samsa, una especie de gran croqueta a base de patata y leche rellena de carne. Y siempre todo presentado por su excelente pan, una delicia.
Las sopas, muchas de ellas muy espesas, son también imprescindibles de la cocina tradicional. Entre las más gustosas destaca la shurpa u mastava que suele contener vegetales y algún tipo de carne. Ensaladas y dulces muy orientales como khalva (harina de trigo, azúcar y nueces) y navat (azúcar de uva cristalizada hervida con especias y colorantes) completan cualquier comida.
Y hablando de uvas, la calidad uzbeka de este fruto es apreciada en toda Asía (¡ojo con su precio!). El melón, de un dulzor inusual, es la otra fruta estrella. Y ene ste recorrido, no podemos olvidar su pasión por los frutos secos, de gran calidad, y las frutas desecadas como orejones.
Además del té, para beber siempre hay disponible una jarra de ayran, bebida a base de yogur muy popular por esta parte del mudo. Otro de los imprescindibles de Uzbekistán para beber es el kompot, el jugo resultado de la cocción de frutas que puede tomarse frío o caliente.
Fotos: Rutas 10