En su deambular tras el Diluvio, Sem, uno de los tres hijos de Noé, se acostó a descansar en el desierto soñando con 300 antorchas. Valoró esa imagen como un buen presagio por lo que en ese emplazamiento decidió levantar una ciudad para la que excavó el pozo Jeivak. Otros cuentan que en este mismo pozo saciaban su sed los comerciantes de la Ruta de la Seda dando origen a una pujante población. Puedes elegir entre cualquiera de estas historias, pero siempre que hables de Jiva estarás haciéndolo de una ciudad de leyenda: hoy en el Blog de Rutas 10 te contamos qué visitar en Jiva.
Hablamos de uno de los asentamientos urbanos más antiguos de Asia Central, muy probablemente del siglo IV a. C. En lo que sí hay consenso es que en sus más de dos milenios de existencia siempre ha ofrecido al viajero una experiencia singular. Hoy Jiva cuenta con poco más de 55.000 habitantes pero sigue siendo una de las localidades más interesantes de Uzbekistán, país que ha despertado al turismo en los últimos años principalmente por el atractivo del trío de sus ciudades más emblemáticas: Samarcanda, Bukhara y Jhiva o Khiva, como también se conoce a esta ciudad, para muchos la más auténtica.
Jiva conserva la magia del remoto oasis que fue durante siglos en ese fluir comercial y cultural llamado la Ruta de la Seda. Pero la sorpresa es que hoy tanto la ciudad interior (o Ichan-Kala) como parte de la exterior conservan aún buena parte de su encanto milenario, sin que muchas estridencias estorben la visión de sus bellas edificaciones y su sinuosa muralla. Estado de conservación que la ha convertido en Patrimonio de la Humanidad. Te descubrimos qué visitar en Jiva, un escenario donde sentirse protagonista de una de las noches de Sherezade.
Qué visitar en Jiva
Entre las joyas arquitectónicas que ofrece Jiva destaca el Minarete Islam Khodja y el complejo de edificios que le rodea.
Minarete de Islam Khodja
Con más de 55 metros es el más alto de Jiva además de su edificación más emblemática. Su silueta destaca sobre la madrasa a la que da servicio. La recomendación es ascender a él para disfrutar de las mejores vistas de Ichan-Kala y el conjunto urbano. Pero su visita ofrece mucho más que una panorámica, ya que cuenta con una bella decoración interior. También es recomendable prestar atención a la madrasa de Islam Khodja con su decoración mayólica en sintonía con su minarete.
Minarete de Kalta Minor
Esta singular torre turquesa levantada en el siglo XIX se ha convertido en una de las imágenes más reconocibles de la ciudad. Y eso que según se cuenta su gran cilindro nunca alcanzó las dimensiones con las que se proyectó, destinado a epatar a las torres de la vecina Bukhara y a cualquier otra del mundo musulmán.
Fortaleza-palacio Kukhna Ark (Kunya Ark)
Pasear por esta ciudadela es uno de los placeres de Jiva. Residencia de su principal administrador de Jiva, el complejo está fuertemente protegido para preservar los edificios de uso civil, militar y de vivienda imprescindibles para el buen gobierno de la ciudad. El visitante hoy puede conocer alguna de las residencias del kan, la puerta oriental, varias mezquitas y el harén. Son algunas de las estancias más representativas para disfrutar de una singular mezcla arquitectónica en la que domina su vertiente más suntuaria. Imprescindible.
Palacio Tosh-Khovli (o Tosh Hovli)
Todo un prodigio de arquitectura interior, destaca entre los seis palacios que conserva la ciudad entre sus murallas. Este palacio construido entre 1832 y 1841 se edificó para despertar admiración, y ¡vaya si lo consiguió! Cuenta con 150 habitaciones de exquisitos techos que dan a nueve patios interiores. El conjunto ofrece un bello laberinto en el que destacan recintos como el harén. Sin duda otro imprescindible de Jiva, un edificio que representa el poder que durante siglos mantuvo el kan y la labor de los miles de esclavos y artistas que trabajaban en penosas condiciones para levantar estas monumentales construcciones a mayor gloria de la institución.
Mausoleo de Pakhlovon Makhmud
En honor al santo patrón de la ciudad. Entre los siglos XIII y XIV es protagonista de una singular biografía de poeta, filósofo, guerrero e incluso peletero. Sus restos descansan hoy en otra de las joyas del inmenso patrimonio de Jiva, levantado por sus ciudadanos en el siglo XVII para uno de sus héroes más queridos, y que desde entonces ha sufrido importantes transformaciones. La más destacada es la del siglo XIX para construir una mezquita y madrasa, y ya en el siglo XX para levantar un nuevo mausoleo para el Kan Isfandiar.
Mezquita Dzhuma
La ciudad cuenta con interesante arquitectura religiosa y una de las edificaciones más emblemáticas es esta. Data en origen del siglo X pero fue reconstruida en el XVIII, sin embargo su sala más amplia y sus características 212 columnas son bellos restos de su esplendor original. Frente a este edificio, el trotamundos pasará en repetidas ocasiones durante su visita, ya que se ubica en el centro histórico de una de sus calles más anchas y rectas (nada habituales en el Ichan-Kala).
Madrasa de Muhammad Amin Khan
Edificación del XIX adaptada como instalación hotelera. Por su peculiar arquitectura y céntrica ubicación junto a la puerta oeste, ofrece otra de las fotos más típicas de la ciudad. Una vez más en Jiva, el edificio nació para impactar al visitante, el kan Muhammad Amin que lo impulsó creo la madrasa más grande de toda Asia Central con una bella decoración exterior e interior.
Y hasta aquí la información más útil para determina qué visitar en Jiva, pero no podemos despedir este post sin recordaros que el mayor placer es perderse por las callejuelas de la milenaria ciudad. Su casco histórico mantiene una gran actividad y resulta delicioso entretenerse curioseando en su comercio, disfrutar con calma de algunos de sus artistas callejeros y sentarse a contemplar sus gentes desde alguna de sus vetustas teterías.
Fotos: Rutas 10
Foto portada: Pixabay