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Qué visitar en Japón en 21 días (II)

10 octubre, 2017

Completamos la propuesta para los viajeros que quieran saber qué visitar en Japón en 21 días. La ruta por el país del sol naciente, uno de los lugares más interesantes del mundo y también más desconocido para el ojo y la mente occidental, nos lleva a ciudades tan representativas y cargadas de historia como Hiroshima, Kobe y Kioto.

La crónica anterior nos llevó hasta el sur de la isla y en Osaka, la tercera ciudad más grande de Japón, retomamos el recorrido hacia algunos de los puntos imprescindibles de este viaje.

Día 11: Osaka- Itsukushima

El santuario de Itsukushima es uno de los lugares mágicos de la isla.

Hoy va a ser un día muy especial. La experiencia comienza en la estación Shin-Osaka tomando el famosísimo tren bala, que los japoneses llaman Shinkansen, hasta Hiroshima. Y desde aquí en ferry hasta la isla de Itsukushima, en un trayecto que apenas sobrepasa el cuarto de hora.

Esta pequeña isla sagrada conocida como Miyajima es una auténtica gozada para los sentidos por la belleza de sus paisajes, que combinan en una maravillosa simbiosis naturaleza y templos. En ella se encuentra el templo sintoísta más famoso del país declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en el que sobresale la imagen más icónica de Japón, su Torii, como denomina la tradición a la puerta de entrada.

El santuario se remonta al siglo VI y ha sido reconstruido en varias ocasiones, la estructura actual es del XII. La Torii se divisa según se aproxima el barco gracias a sus cerca de 17 metros de altura y adelanta la experiencia única que se vive en el lugar. Si la marea está baja, se puede caminar hasta la misma puerta, pero si estuviera alta se disfruta de la bellísima estampa que crea el reflejo de la puerta en el mar.

Esta es una excursión que puede ocupar medio día, pero cuando se dispone de tiempo recomendamos ampliar la estancia porque es un lugar perfecto para relajarse y disfrutar. También para visitar alguna de las pagodas como la de cinco pisos Goku-no-to construida en madera y que combina con armonía la arquitectura japonesa de 1400 y la de la dinastía china Tang o el pabellón Senjokaku conocido como el de los mil tatamis, cuyo techo está cubierto por un espectacular mosaico de pinturas. Las vistas desde aquí son espectaculares: es el edificio más alto de la isla.

Se puede rematar la visita, antes de tomar el ferry, con un paseo por los senderos que la rodean la isla y disfrutar de su hermoso paisaje. Y para poner el broche de oro al día una recomendación de viajero a viajero: merece la pena inspeccionar por la noche Hiroshima y degustar su plato típico. En Okonomimura, un edificio de varias plantas en el que hay 27 restaurantes diferentes, tomarás el mejor okonomiyaki, una masa que se sirve con distintos ingredientes, el de cebolleta, carne, calamar y gambas es el más habitual.

Día 12: Hiroshima – Himeji – Kobe

La cúpula de Gembaku representa un memorial de la devastación nuclear.

Se impone un buen desayuno para comenzar con ánimo la jornada. Será imposible no emocionarse en la visita a Hiroshima, la ciudad que renació de sus propias cenizas como un ave fénix y hoy es una de las más vibrantes y relajadas de Japón.

Pese a ello, siempre nos quedará la duda: ¿fue la bomba atómica un recurso necesario para acabar con la II Guerra Mundial o fue Hiroshima el banco de pruebas de una guerra que ya de por sí llegaba a su fin? Ninguna otra ciudad en el mundo es tan conocida por un momento en particular en la historia –el 6 de agosto de 1945-, cuando se convirtió en el primer objetivo de una bomba atómica.

Proponemos dos visitas imprescindibles: el Parque Memorial de la Paz y el castillo. En la primera, impresiona el Gembaku Domu, todo lo que queda de la que fuera la vieja ciudad. Una mezcla de tristeza, emoción y reflexión nos invadirá en cada uno de los monumentos que componen el parque: la Campana de la Paz, el Cenotafio, el Monumento Infantil de la Paz, el Museo de la Paz y la Llama de la Paz, que no se apagará hasta que el mundo esté libre de armas atómicas.

El castillo de Hiroshima no tiene gran valor histórico, puesto que el original fue destruido por la bomba atómica, pero fue reconstruido de manera idéntica en 1958. El torreón acoge el museo sobre la historia y cultura de la ciudad, y alrededores son un parque público. Desde la cima, se disfruta de una hermosa panorámica de toda la ciudad, del puerto y de la vecina isla de Miyajima.

Antes de abandonar la metrópoli, conviene pasear por sus amplias avenidas y degustar una deliciosa comida (si no lo probaste la noche anterior, recuerda Okonomimura). Pregunta a su gente amigable y hospitalaria, te guiarán.

Camino de Kobe, es muy recomendable hacer una parada en uno de los tesoros nacionales: el más impresionante de los castillos feudales que se conservan, el de Himeji, llamado Shirasagi-jo (significa garza blanca), no en vano está declarado Patrimonio de la Humanidad. También en el Templo de Shosyazan. donde se rodó gran parte de la película “El último samurai» y podrás degustar los dulces que encantaron a Tom Cruise.

Día 13: Kobe – Naruto – Tokushima

Bailarines y músicos con vistosos trajes desfilan por las calles en el popular Awa Odori.

Instalarse en Kobe es una buena idea para el recorrido que proponemos para los dos próximos días. Desde aquí, temprano, partimos hacia Shikoku, la cuarta isla más grande de Japón, cruzando el puente de Akhasi. Sus cerca de cuatro kilómetros, más los tres de túnel, lo convierten en una impresionante obra de ingeniería para unir Kobe con la isla Awaji.

En la otra punta de la isla, otro puente más pequeño, el de Naturo, que enlaza Awaji con Shikoku es parada obligatoria, aunque no apta para los que padecen de vértigo. Sin embargo, os aconsejamos tratar de vencerlo, si es el caso, porque la experiencia es inolvidable. Caminaremos por Ozu No Michi, un paseo construido con cristaleras en el suelo a 45 metros por encima del agua. En este punto confluyen las corrientes del Océano Pacífico y el Mar de Seto, produciendo remolinos de hasta 20 metros de diámetro.

Tan sorprendente o más es el siguiente hito, Tokushima, sobre todo en el mes de agosto. La ciudad se viste de gala para celebrar el famoso festival de danza Awa Odori, que pese a honrar a los difuntos es la fiesta más colorida y alegre que puedas imaginar. Multitud de grupos de bailarines y músicos desfilan bailando y cantando ataviados con llamativos trajes de danza tradicionales. Todo un espectáculo que merece la pena ver al menos una vez en la vida. Si no quieres perderte detalle, encontrarás numerosos puestos de comida en la calle para reponer fuerzas.

Con las canciones de Awa Odori en la cabeza, emprenderemos el regreso al hotel.

Día 14: Kobe

Hakutsuru, que significa «la grulla blanca», es un sake muy famoso en Japón.

Después del disfrute de la fiesta y con un desayuno de los que curan todo, vamos a conocer la ciudad japonesa que a muchos, al menos de oídas, nos suena. Kobe es un importante puerto internacional, muy conocido por el comercio de perlas, pero sobre todo por su legendario buey, muy apreciado por los gourmet de todo el mundo.

Pero esta no es la única curiosidad gastronómica del lugar. Aquí el sake, bebida alcohólica que se obtiene por fermentación del arroz, ocupa un puesto relevante al acoger esta región tres antiguas casas que lo producen. Y es que esta región se precia de contar con arroz de alta calidad y agua mineral de prestigio procedente de la cordillera Rokko, ambos imprescindibles en su elaboración. En la ciudad se encuentra el Museo del sake Hakutsuru, una de las marcas más famosas de Japón y quizá la más conocida en el resto del mundo. La visita es interesante y tomarse un vasito una invitación irrechazable.

En la zona portuaria se encuentra el Parque Meriken, que fue construido sobre un afloramiento de tierra recuperada al mar. Está cubierto de césped y patios abiertos salpicados de una colección de instalaciones de arte moderno y fuentes. También es recomendable una de las construcciones más emblemáticas y de arquitectura contemporánea de la ciudad como es la Torre del Puerto, con su singular forma de hiperboloide y color rojizo, y desde la que disfrutar de unas magníficas vistas de la bahía.

El edificio que acoge el Museo Marítimo de Kobe es imposible que pase desapercibido, parece una nave a punto de surcar las aguas con sus gigantescas velas de enrejado metálico.

Se impone un descanso para comer y estando en Kobe, cómo no permitirse un capricho gastronómico. En el centro de la ciudad, alrededor de la estación de Sannomiya, encontrarás el centro neurálgico del buey de Kobe, donde se mezclan restaurantes con solera, con otros más modernos como Steak Land, donde por su precio asequible tendrás que guardar cola de hasta una hora.

Esta ciudad también es un paraíso para los amantes de las compras. En la zona del puerto se encuentra el centro comercial Mosaic en el que es posible pasar una tarde completa sin pisar la calle. Además de las tiendas y restaurantes, acoge un faro y hasta un miniparque de atracciones. Tras tanta actividad, un picoteo y a la cama.

Día 15: Alrededores de Kobe

Las cataratas Nunobiki son un espectáculo de caída de agua desde 43 metros de altura.

Hoy proponemos un día más relajante. En los alrededores de la ciudad comercial de Kobe también se encuentran magníficos paisajes naturales, empezando por el Monte Rokko. La subida a 931 metros de altura permite unas magníficas vistas de la ciudad. Pero eso no es todo, en la cima se encuentra un jardín botánico, un museo de cajas de música y hasta una llanura con ovejas.

En el lado opuesto al monte Rokko está Arima Onsen. Un entorno natural en la montaña en el que aún se pueden encontrar calles estrechas y edificios de madera en el centro. Famoso por sus aguas termales merece la pena probar los baños y darse al relax prometido.

Comida y un nuevo paseo por la montaña hasta la estación de Shin-Kobe. A unos diez minutos a pie se llega a las cataratas Nunobiki, con una altura de 43 metros, es todo un espectáculo observar la caída de agua. En el Nunobiki Herb Garden hay cientos de especies de hierbas y flores de temporada, así como un invernadero en el que se cultivan flores y frutas.

Tras este baño de naturaleza, vuelta a la ciudad para la despedida.

Día 16: Kobe – Kyoto

El templo Kinkakuji o Pabellón Dorado es uno de los templos budistas más conocidos.

Madrugamos para partir hacia Kyoto. En el camino visitaremos el bosque de bambú de Arashiyama, el Templo Kinkakuji y el Templo Kiyomizu. El emblemático puente Togetsukyo, que se construyó entre 794-1185 y se reconstruyó en 1930, es curioso con la combinación del bosque de bambú cercano. Pasear entre el bambú será otra de las experiencias inolvidables de este viaje. Proponemos otra parada en la ruta para conocer el templo budista Kinkakuji o Pabellón Dorado. En su origen fue construido como residencia de descanso para el Shogun, gran señor feudal, y a su muerte se convirtió en templo budista siguiendo su voluntad.

Ya en Kyoto pasaremos por el Templo Kiyomizu (significa agua pura), desde cuya terraza de la sala principal a 13 metros de altura, se pueden apreciar unas vistas panorámicas de Kyoto que quitan el habla. El propio templo es una joya, si te fijas bien verás que la sala principal y la veranda se construyeron sin clavos o juntas.

Y antes de descansar nos acercaremos hasta el barrio de Gion para «cazar» geishas con nuestras cámaras, pero hay que ser paciente para obtener esta recompensa. Por favor, siempre hay que actuar con total respeto.

 

Día 17: Kyoto

Delicias de pulpo en el mercado Nishiki.

Kyoto fue la capital de Japón durante más de mil años y a lo largo de estos siglos fue cuna de las artes, la cultura y la religión. La capital cultural de Japón es el hogar de más de 2.000 templos y santuarios, incluyendo 17 reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Hay que levantarse muy temprano para ver Fushimi Inari sin mucha gente. Es un placer recorrer este templo con un sin fin de puertas. Localizado en la base de la montaña del mismo nombre, su culto está dedicado al espíritu Inari asociado a la riqueza y a la protección de las cosechas. Es el principal santuario sintoísta, puede tener hasta 32.000 pequeños santuarios “bunsha” gracias a las donaciones de “torii” que le hacían los comerciantes.

Hoy comeremos en un sitio muy especial. En el Mercado Nishiki, conocido como “La cocina de Kioto“, se pueden probar gran variedad de delicias culinarias, pescados y mariscos frescos, productos agrícolas, dulces japoneses, encurtidos o sushi. Pero también es un espacio idóneo para hacer compras.

Más tarde, descubrimos que el pabellón de plata Ginkakuji, en realidad, es de madera. Fue construido como lugar de retiro y descanso del Shogun Ashikaga Yoshimasa pero nunca llegó a recubrirse plata. Preciosos sus jardines de estilo zen. Desde aquí, por el Paseo de la Filosofía llegaremos al maravilloso templo Nanzen Jie. El paseo discurre paralelo a un riachuelo y su nombre viene de un filósofo que el siglo pasado caminaba por aquí ensimismado en sus pensamientos. Nanzen Jie se supone que se construyó como casa de retiro para el emperador en el siglo XIII, pero a su muerte se convirtió en un templo zen del que llama la atención su enorme puerta de entrada.

Tras la visita, una tarde libre para visitar Pontocho, museos o los templos repartidos por toda la ciudad.

Día 18: Kyoto – Sakai – Tokio

Una ceremonia del té formal y completa dura unas cuatro horas.

Ponemos rumbo a Sakai. No se puede abandonar Japón sin haber disfrutado de la Ceremonia del Té. Esta ciudad es la cuna de los Grandes Maestros de esta ceremonia también conocida como el “camino del té” y consiste en la preparación y el ofrecimiento ritualizados de té verde en polvo en presencia de invitados. Has de saber que una ceremonia del té formal y completa incluye una comida y dos clases de té (koicha y usucha) y dura unas cuatro horas. En este tiempo el anfitrión se vuelca en crear un ambiente en el que sus invitados disfruten estética, intelectual y físicamente, rodeados de una gran serenidad. Dominar estos procedimientos puede requerir décadas.

También aconsejamos disfrutar de la danza tradicional Yosakoi. Es fantástico poder degustar una comida animada con actuaciones y bailes a los que incluso te puedes sumar. Y entre risas y bailes llega la hora de acercarnos al aeropuerto y volar a Tokyo.

Día 19: Tokyo

Bonito paisaje de camino al monte más icónico de Japón, el Fuji.

Regresamos a la capital de Japón donde proponemos dedicar un día a visitar los espacios y rincones que se quedaron en el tintero a tu llegada. Pensamos que no se debe regresar de Japón sin haber tenido la oportunidad de perderse de nuevo por algunos barrios de la cosmopolita Tokyo. Pero también se puede aprovechar para una escapada hasta el más icónico de los montes del país e inmortalizado por numerosos artistas, el Fuji.

Para la tarde, qué mejor opción que darse a la cultura acudiendo a una representación teatral. Sería una pena perderse el teatro kabuki reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. En el barrio de Ginza hay varios establecimientos en los que poder apreciar este arte, el más conocido y accesible para turistas quizá sea el teatro Kabukiza.

Una cena en algún restaurante cercano al alojamiento será un cierre estupendo para rematar este último día en la capital. ¡Qué lastima, el viaje está a punto de acabar!

Día 20: Tokio – Kamakura – Yokohama – Tokio

El Gran Buda de Kamakura pesa más de 850 toneladas.

Tomaremos el último desayuno nipón y emprenderemos camino a Kamakura, que fue la capital política y administrativa de Japón desde 1192 hasta 1333. Es un precioso pueblo con hermosos templos donde destaca el Gran Buda de Kamakura, “Daibutsu”, imagen por antonomasia de Kamakura y de Japón. La enorme estatua del Buda sentado realizada en bronce pesa 850 toneladas y mide 11 metros de altura.

Aquí también proponemos disfrutar del tren Enoden, que bordea la costa frente a la isla de Enoshima. Es una experiencia que llenará a los fans de los trenes porque el viaje en sí mismo es tan importante como los destinos. El recorrido va por pasajes muy estrechos pasando entre casas, árboles e incluso por medio de la carretera.

Nos trasladamos a Yokohama, segunda ciudad de Japón, donde visitaremos Yokohama China Town. Desde aquí se puede ir caminando hasta el parque público Yamashita, el pulmón verde desde el que se disfrutan unas extraordinarias vistas de la bahía, que suele estar siempre muy concurrido. Justo al lado se encuentra la Torre marina y el edificio Red Brick Warehouse, la casa de inspección de aduanas. Se trata de un edificio histórico en ladrillo rojo que se ha convertido en un espacio para celebrar eventos durante todo el año, y en su interior hay numerosas tiendas y restaurantes. Aprovecha si aún queda algún regalo pendiente de comprar.

Ahora sí estamos ante las últimas horas en el país del sol naciente. Regresamos a Tokyo para tomar el vuelo de regreso.

Día 21: Regreso a casa

Los más de 10.000 kilómetros que separan Japón de España ocuparán el último día de nuestro viaje. La pena por el fin del extraordinario circuito realizado no se puede remediar, pero las cerca de 14 horas que tenemos por delante ayudan a rememorar y saborear los cientos de imágenes y sensaciones con las que se regresa. Y, poco a poco, se van abriendo paso las ganas de girar la llave y mecerse entre los colores y olores familiares.

¡Hasta siempre Japón!

Un abrazo para nuestro guía, Juan Salvador, que nos ha regalado la información precisa para poder contaros este viaje y cuyas fotos despiertan el deseo irrefrenable de estar allí. En la presentación que ha preparado, podréis ver muchas otras imágenes inspiradoras: LA RUTA POR JAPÓN EN IMÁGENES (II)

Fotos y presentación: Rutas 10 (Juan Salvador Martínez)

 

 

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