Excursiones alrededor de Bujara (8 de agosto)
Desde la independencia de Uzbekistán en 1991 Bujara por su parte ha vuelto a encerrarse sobre sí misma como ciudad mística del islam. Los estudiantes del Corán como pudimos comprobar el día anterior continúan aquí poblando madrazas llegados de Persia, Medio Oriente y toda Asia Central.
Los artesanos perviven, no en gremios como en la época de esplendor de la Ruta de la Seda, sino entremezclados en los caravanserais. Orfebres, zapateros y estampadores, carpinteros y latoneros, plateros, modistas, bordadores y ceramistas, pintores y escultores se codean unos con otros.
Las mezquitas, palacios y fortalezas, hoy en día completamente renovadas, son reflejo del antiguo esplendor. Las visitas del día anterior son experiencias que ya forman parte de nuestra privilegiada memoria.
No hemos terminado de visitar todos los atractivos de Bujara, pero antes de continuar, Madina nos ha propuesto realizar algunas excursiones para visitar los alrededores y así llevarnos una mejor impresión de lo que fue el khanato de esta ciudad. ¡Por unanimidad decidimos que nos vamos de excursión!
Las visitas exteriores a la ciudad son el Palacio de Verano Sitorai Mohi Hosa, una construcción de la época rusa, que en algunos aspectos nos recuerda al Palacio Nurullaboy de Jiva, aunque éste es mucho más amplio e impresionante.
Después de la visita al palacio y pasear por los jardines, nos dirigimos a la necrópolis Chor Bakr, un recinto sagrado que también es Patrimonio de la Humanidad y en el que está sepultado Abu-Bakr-Said, uno de los primeros descendientes del profeta Mahoma.
Bujara la mística como se la conoció en su momento de auge, tuvo ese aura de ciudad religiosa que se ganó con su fé y que de alguna manera se está reviviendo actualmente. A esta idea contribuyen la visita a la necrópolis Chor Bakr, donde ese ambiente místico continúa vivo. El recinto recibe a numerosos peregrinos que vienen a rezar y a beber de un manantial del que brota un agua sagrada que según se cree es buena para curar enfermedades mayores.
Con la tercera excursión del día el misticismo continúa… la necrópolis de Bahauddin Naqshbandi, es también uno de los más importantes lugares sagrados de esta región. Está situado a 12 kilómetros de la ciudad y si me ha impresionado ha sido por el ambiente que crean los peregrinos que hasta aquí llegan. Numerosos fieles locales procedentes de entornos rurales del país se congregan aquí para rezar, cantar y rendir homenaje a la tumba del filósofo sufí. Bahauddin Naqshbandi fue un gran filósofo cuya máxima “el corazón con Dios y las manos trabajando” creó escuela dando lugar a una de las ordenes de sufíes o místicos musulmanes más importantes del Islam y que lleva su nombre.
De vuelta a la ciudad, las visitas que nos quedan se centran alrededor de los monumentos que cercan la Plaza Lyaby Hauz, el todavía corazón de la moderna Bujara. Visitamos la Madraza Kukeldash, la casa Jonako Nadir Devan Begui y la Madraza Nadir Devan Begui a donde más tarde en la noche volveremos a ver un espectáculo.
La Madraza Nadir Devan Begui acoge actualmente a la asociación de artesanos. Al igual que los reconvertidos caravasares, esta madraza también está llena de tiendas. Las que en su época fueron celdas de estudio hoy son bonitos comercios que venden artículos de la región, en su mayoría hechos a mano. También hay una tetería y un restaurante. Poder sentarse a tomar un te a cualquier hora del día es aquí un gusto. El placer es mayor si se viene a cenar y a disfrutar del espectáculo de música y trajes tradicionales uzbekos que nos ha recomendado Madina y que resulta muy bonito y el mejor “grand finale” para nuestra estancia en la ciudad.
Y no es que no esté disfrutando del viaje, pero esta noche me voy a dormir con cierta ansiedad. Jiva y Bujara me han encantado pero mañana es un día grande pues llegaremos por fin a la legendaria Samarkanda.