Solo con mencionar su nombre, Bukhara (o Bujará), evoca hermosas leyendas, reflejos de azules turquesas y caravanas cargadas de enigmáticas mercancías. Te contamos qué visitar en Bukhara, hermosa metrópoli conocida como la Perla del Islam, que forma junto con otras dos ciudades uzbekas, Samarcanda y Jiva, el trío de imprescindibles en el mejor viaje del mundo: la Ruta de la Seda.
Qué visitar en Bukhara
Ciudad sagrada para los musulmanes, tiene un glorioso pasado que hoy conserva en un patrimonio histórico sorprendentemente armonioso. Razón por la que muchos la consideran la más bella de las tres ciudades uzbekas. Poblada desde el segundo milenio a C y alcanzado su esplendor cultural en el siglo VIII, Bukhara muestra un entramado urbanístico medieval excelentemente conservado, aunque la mayoría de sus joyas arquitectónicas son del siglo XVI.
Recomendamos realizar a pie el recorrido turístico más habitual por la que fue ciudad natal del prestigioso médico y filósofo Avicena. En un día se puede pasear por los principales rincones, pero es aconsejable incluir una noche, incluso, dos para degustar el viaje con tranquilidad y disfrutando de cada merecida parada. Comenzamos.
Ciudadela el Ark
Esta espléndida fortaleza fecha su origen entre los siglos II y IV a C, lo que la convierte en la edificación más antigua de la ciudad. Se ubica sobre una colina artificial que llega a alcanzar hasta 20 metros de altura, pero sorprende por lo singular de su arquitectura militar, si bien gran parte del recinto está en ruinas. Una de las zonas que se conserva en la actualidad es un museo que cuenta la historia de la ciudad. Frente a ella destaca la mezquita Bolo Hauz (en la imagen), con su característico iwán de altas columnas de madera bellamente decoradas.
Complejo Poi Kalon
Esta plaza podría ser el homólogo al Registán de Samarcanda y una gran sorpresa para el viajero, ya que su visión acostumbra a deslumbrarlo. De nuevo estamos ante un imponente conjunto monumental al que es imprescindible dedicar unas cuantas horas para disfrutar de sus tres hitos.
El minarete Kalyan, que desempeñaba las funciones de lugar de llamada a la oración para los musulmanes, faro y punto de defensa. Con su esbelta figura de más de 45 metros domina la mezquita Kalyan. Este templo es el más grande de la ciudad y su portal de acceso uno de los más fotografiados por sus adornos con mosaico, mayólica y algunos versículos del Corán. La madrasa Mur Arab (o Miri Arab) es también majestuosa, sobre todo, su fachada, las torres de las esquinas y los altos portales interiores. Hoy, siguen alojando a unos 300 estudiantes que no solo aprenden religión, sino también filosofía, historia y lenguas extranjeras.
Mausoleo de Ismail Samani
Erigido en el año 902, es otro de los testigos del antiguo esplendor de la ciudad. Se trata del mausoleo de Samani, fundador de la dinastía de los samánidas, además de los restos de su padre y su nieto. Se considera una obra maestra de la arquitectura islámica, quizá la más bella del siglo X. Su cubierta en forma de cúpula y sus ladrillos rojos, disimulan las anchas paredes que han permitido su conservación durante más de mil años. Los interesados en la cultura zoroástrica tienen sorpresa: el edificio cuenta con símbolos como el círculo y los cuadros anidados, simbolizando la eternidad.
Plaza Lyabi Hauz
Estamos en el corazón de Bukhara, es su plaza más popular. Su nombre significa “al borde del agua” en alusión al estanque que contemplan absortos sus visitantes bajo la sombra de sus moreras y, seguramente, también emocionados ante la arquitectura que les rodea. Los monumentos más significativos de la plaza son las madrasas Kukeldash (el tallado en madera de su puerta es una obra maestra) y Nadir Devan Begui, así como el jonako Nadir Devan Begui, que se construyó en el siglo XVII como casa para los derviches.
En esta área encontrarás una gran oferta de restaurantes y teterías que alcanzan su máxima actividad al caer la noche. Además, en ella se programan también numerosos actos culturales, por lo que es fácil coincidir con alguna celebración, mercado o festival. Si es así, no dejes pasar la oportunidad, te encantará.
Mezquita Magoki Attari
En el centro del caso histórico se ubica este edificio testigo del culto al zoroastrismo que dominó la ciudad antes de la llegada de los árabes. El edificio que podemos ver hoy no es un templo del fuego sino una bella mezquita, varias veces restaurada de la que destaca el portal sur, cumbre en la decoración de yeso tallado y terracota con 14 diferentes tipos de mampostería.
Bazares cubiertos
En Rutas 10 somos muy aficionados a perdernos por los bazares, en este caso muy reconstruidos durante la época soviética. En cualquier caso consideramos imprescindible su visita, en especial el Taqui-Sarrafon (donde se ubican las oficinas de cambio de moneda), el Taqui-Telpak Furushon (con sus tejedores de alfombras y las típicas gorras de astracán) y el Taqui-Zargaron (donde disfrutar de la joyería uzbeka).
Char Minar
Así de hermosa luce la entrada a una de las madrasas.Este pequeño y fotogénico edificio es la puerta de una gran madrasa construida en 1807 y que tiene más relación con el arte de la India que con el resto de los edificios de Bukhara. Su nombre significa “cuatro minaretes”, que en realidad son meras ornamentaciones.
Quién prolongue más la visita en Bukhara tiene otras tres interesantes tentaciones en los alrededores. A unos 12 kilómetros, el Mausoleo de Bahouddin Naqshbandi, muy restaurado pero impresionante tanto en su arquitectura como en la historia del místico sufí del siglo XIV (y de nombre impronunciable) al que homenajea. Y si aún hay fuerzas, una delicatesen interesante es el palacio de verano Sitorai Mokhi Khosa, que mezcla con singular maestría las culturas de oriente y occidente, y la necrópolis Chor Bar a cuatro y cinco kilómetros de la ciudad, respectivamente.
Este recorrido por una de las ciudades más mágicas de la Ruta de la Seda a su paso por Uzbekistán, recomendamos completarlo con la visita a Samarcanda y Jiva. Será un festín para los sentidos. Ya nos contaréis.
Fotos: Rutas 10