De Jiva a Bujara (6 agosto)
Cuarto día de viaje. Hemos podido ya descansar dos noches enteras después de la primera noche de viaje y los ánimos están tranquilos, incluso algo melancólicos por tener que dejar esta ciudad de cuento que es Jiva. Nos vamos con un muy buen sabor de boca y la pequeña desazón enseguida se compensa con la ilusión de viajar a Bujara, la mística Bujara, esa otra perla de la Ruta de la Seda Plus que por capricho del destino también se encuentra en territorio uzbeko.
Ese siguiente destino de nuestra caravana se encuentra a 450 kilómetros aunque la carretera parece no estar en muy buenas condiciones con lo que se prevee un largo día de trayecto. Viajamos en autobús y según sabemos, gracias a las fuentes de información privilegiada con que contamos, la ruta es un bonito trayecto principalmente a través del desierto. De paso también vamos a parar de nuevo en el aeropuerto de Urgench pues han llegado las maletas que se habían extraviado. Javier y Maripaz después de haber vivido con lo mínimo este primer par de días van a poder contar con su equipaje.
Al salir de Jiva volvemos a toparnos con el desierto, pero es realmente desde que salimos de Urgench, una vez ya con todos los equipajes, cuando el camino se vuelve más inhóspito. No hay nada. La carretera va vacía. Pero espera ahí…
La primera parada la realizamos en un mirador que hay para contemplar el río Amur Darya en su camino hacia lo poco que queda del Mar de Aral. El espectáculo es impresionante. La mayoría de los ríos en Asia Central desembocan en mares interiores – principalmente en el mar Caspio y el Mar de Aral – y en sus últimos tramos suelen formar fértiles deltas.
Las cuencas de los ríos Amur Darya y Syr Darya (Darya en las lenguas túrquicas significa río) que delimitan el territorio uzbeko forman una de las zonas más fertiles de Asia Central a pesar de contar con un clima muy seco. Eso hizo a los rusos introducir cultivos de regadío que necesitaban gran cantidad de agua como el algodón. Tras el éxito de las primeras cosechas se intensificó la producción y el algodón se convirtió en el monocultivo de los campos uzbekos. Tras la independencia del país de la Unión Soviética en 1991, el gobierno uzbeko ha continuado el modelo que desde hace años se ha demostrado insostenible. Uzbekistán es uno de los principales productores mundiales de algodón, y de una gran calidad.
Con todo y con eso a estas alturas y ese poderoso río Amur Darya aquí frente a nosotros todavía conserva unas considerables dimensiones, muy a pesar del abuso que se le infringe durante todo su trascurso. Sorprende ver como un río de tales dimensiones se hace paso a través de un paisaje tan seco. Es una de esas imágenes contradictorias que se graban en la memoria para siempre. La belleza de la desolación.
Continuamos nuestro viaje y a mediodía hacemos otro alto en el camino para almorzar en una fonda en el medio de la nada. Sorprendentemente allí nos encontramos con otro grupo de españoles que van en dirección contraria. Vienen de Bujara y se dirigen a Jiva. Intercambiamos impresiones mientras esperamos nuestras raciones de pinchos morunos de cordero y ternera, lo único que Madina nos recomienda comer y que resultaron deliciosos. De postre nos ofrecen unas tajadas de las que probablemente sean las mayores sandías que yo he visto en mi vida. Y de las más dulces también.
Volvemos a ponernos en marcha. Mientras algunos dan una cabezadita en el autobús, a mí la belleza del paisaje me hace soñar despierto. Los desiertos son esos lugares proclives a las aventuras. Mientras pienso en ello nos topamos con un grupo de turistas haciendo autostop. ¡Aquí está nuestra aventura del día! Después descubriríamos que son daneses y se les ha averiado su autobús. Van en la misma dirección que nosotros y como nuestro autobús va medio vacío, les hacemos un hueco y viajamos el resto del trayecto todos juntos.
Da la casualidad que los daneses también se hospedan en nuestro mismo hotel de manera que al llegar a Bujara desembarcamos todos juntos. El bus nos deja en la famosa Plaza Lyaby Hauz que tenemos que atravesar para llegar al hotel. ¡Es como la plaza del pueblo! Rodeada de impresionantes edificios es un lugar que vibra con una intensa vida propia. Un bazar cubierto con cúpulas, la mezquita con su fachada recubierta de azulejos de vivos colores y diseños que no puede faltar y que en estas ciudades está casi siempre enfrentada a una madraza, delimitan el espacio de la plaza.
Allí se asientan en la tarde las terrazas de algunas casas de té, cuyos tapchanes son testigos de las animadas conversaciones de los mayores mientras que pequeñas atracciones de feria entretienen a los más pequeños. Vendedores ambulantes, de recuerdos turísticos y deliciosos caprichos. Señoras que ya tienen todo hecho y vienen a comer pipas mientras comentan la jornada. La primera impresión de esa plaza nos va a cautivar. Y a ofrecer la mejor bienvenida a Bujara. Se está poniendo el sol y el almuecín desde su alminar llama por quinta y última vez al rezo mientras la plaza continúa su actividad.
¡Estamos en Bujara! Otra de esas ciudades que nos convierten en personajes de algún cuento de las Mil y una noches… Otra ciudad de mitos y leyendas que en este siglo XXI hace que el visitante se convierta en héroe de una gran epopeya con ansias de aventura. Pero a estás horas, son cerca de las 6 de la tarde, tenemos hambre así que sin perder mucho tiempo dejamos las maletas, nos damos una ducha y en un par de horas salimos a descubrir Bujara comenzando por algún buen restaurante.
Creo que ya he mencionado que la comida de Uzbekistán es riquísima. Cada noche, durante el alto de nuestra caravana en este país, fue un ágape, pero donde realmente disfrutamos de la comida fue en Bujara. Y no sólo por la comida sino por los restaurantes donde cenamos. Esta primera noche Madina nos sorprende con un restaurante a la altura de la ciudad, nunca mejor dicho, pues tenemos una vista aérea privilegiada de los principales monumentos.
El restaurante Minjifa se encuentra al aire libre, en la terraza del ático de un edificio histórico exquisitamente renovado y que ofrece unas vistas desde el aire igual de exquisitas en el centro de Bujara, a muy poca distancia de la plaza Lyaby Hauz. Desde aquí atisbamos por primera vez el omnipresente alminar Kalon o Kalyan, el icono de Bujara y con el que pretendió competir el minarete Kalta Minor de Jiva del que nos habíamos despedido esa misma mañana.
De los numerosos platos que cenamos esta primera noche en Bujara, recuerdo especialmente los mandi, una especie de raviolis hechos de masa y jugosamente rellenos de carne de cordero y verduras y la ensalada de zanahorias y remolacha aliñada con diferentes especias.
Recuerdo que todas las noches en Bujara, y estuvimos 3 noches en la ciudad, comimos mucho pero quizá esta primera fue en la que con más ganas lo cogí, y terminé bastante lleno. No suelo cenar demasiado porque luego no puedo dormir bien. Esa noche no lo pude evitar.
Pero como muestra de su gratitud, los daneses nos habían regalado un par de botellas de alcohol local, una de vino y otra de vodka que los uzbekos llaman no’kis. Uzbekistan es principalmente un país musulmán, sin embargo los muchos años de influencia soviética han hecho al pueblo uzbeko tolerante e incluso consumidor de alcohol.
Al llegar de vuelta al hotel, después de la gran comilona, nos tomamos un chupito digestivo o dos, mientras departíamos sentados en los tapchanes del patio del hotel. Llevamos ya 4 días juntos y el sentimiento de estar viajando con amigos comienza a sentirse más intensamente entre nosotros. Creo que después de los brindis con el vodka local de esta noche nuestra caravana va a tener ya su propia identidad como grupo de amigos, que da la sensación a veces que hasta se conocen de toda la vida.
Foto apertura: Martijn Munneke
Que buen viaje, por favor me podrías enviar los contactos para ver si lo puedo hacer?
Gracias y saludos cariñosos Aída
Hola Aida, muchas gracias por tu comentario, sin duda es un gran viaje. Te animamos a que curiosees por nuestra página web http://www.rutas10.com, en la sección Rutas Plus verás varias alternativas para visitar la mítica Ruta de la Seda y muchas otras experiencias. Y si quieres ampliar información, no dejes de llamarnos: 915240668