Maiji Shan. Noche en tren a Xian. 00:34/07:02 (24 de agosto)
Esta noche también ha sido corta. Cuando quisimos llegar a Tianshui anoche eran casi las 2 de la mañana. Allí estaba esperándonos David, quien nos acompañará hoy a visitar las cuevas de Maiji Shan. Hemos quedado de nuevo a las 8 de la mañana en lo que parece también va a ser un día largo pues vamos a pasar en Tianshui aproximadamente 24 horas y el programa es intenso. Esta noche hacia la medianoche tomamos el tren que nos llevara a la Imperial Xi’an.
Seguimos en la provincia de Gansú y a pesar del ritmo que llevamos nadie muestra signos de cansancio. La caravana continúa con la misma energía que cuando hace 3 semanas empezamos en Uzbekistán. ¡Guau…! ¡Tres semanas ya! Pienso en Madina y en Uzbekistán, y me da la sensación de estar ya muy lejos en el tiempo y en la distancia y apenas han pasado tres semanas desde que visitamos Uzbekistán al comienzo del viaje… Pero está siendo tan intenso que cada día se extiende como si fuera una semana. Al pensar esto también me doy cuenta de que apenas nos queda una semana de viaje. Hoy entramos irremediablemente ya en el último tercio del viaje.
David resulta ser un tío feliz y muy tranquilo. Transmite una gran calma y tiene mucha paciencia para querer hablarme en chino. Durante el desayuno comentamos lo buena gente que se le ve. Además sabe mucho y le gusta contar las cosas con mucho detalle. Sorprendentemente también añade detalles de su vida personal, algo que hasta ahora ningún guía había hecho.
Cuando llegamos a las cuevas de Maiji Shan, ya nos conocemos la historia con detalle pues David se ha preocupado de hacer la introducción durante el camino. La visita a las cuevas es realmente interesante y David no deja detalle sin explicar. Esto de hecho nos va a acarrear un pequeño contratiempo después…
Maiji Shan es uno de los más importantes conjuntos de cuevas de arte rupestre budista de China y de todo el mundo. Cuenta con 194 cuevas entre las que se reparten más de 7.000 estatuas y mil metros cuadrados de pinturas murales. Las cuevas se encuentran excavadas en la roca del precipicio de una montaña y para acceder a ellas hay que recorrer un curioso andamio adosado a la montaña.
A pesar de ser una zona con un clima muy duro y haber sufrido varios terremotos, las cuevas se encuentran relativamente bien conservadas aunque desafortunadamente la mayoría de ellas no se pueden visitar o hay que pagar aparte para poder verlas. Como David se detiene bastante con los detalles, el grupo decide realizar la visita de manera independiente y reunirnos de nuevo para comer a las 14:00. De todas formas un pequeño grupo nos quedamos con el guía, yo entre ellos.
La visita a Maiji Shan es espectacular. Resulta increíble que los artistas pudieran tener acceso a determinados repechos de la montaña, especialmente considerando la altura a la que algunas cuevas se encuentran. En algunos momentos, sobre todo en la parte superior del acantilado si miras hacia abajo o hacia atrás para admirar el paisaje entra cierto vértigo. Al mirar el tamaño de algunos de los bodhisatvas esculpidos en la roca también entra una sensación cercana al vértigo. ¡Qué impresión!
Hay 194 cuevas y aunque es imposible detenerse en todas, el grupo que vamos con David paramos en numerosas de ellas. De hecho el ritmo al que vamos a hacer la visita hizo que nos demoráramos para juntarnos con el resto del grupo a la hora de comer lo que creó, y con toda la razón, cierta tensión.
Cuando nos quisimos dar cuenta ya habían pasado las 14:30 y habíamos quedado a las 14:00. En ese momento aceleramos el paso pero a pesar de los esfuerzos llegamos al punto de encuentro con casi 45 minutos de retraso lo que molestó a quienes nos esperaban. Es la primera vez que surge una tensión así en el grupo. Es algo con lo que se debe ser muy respetuoso cuando se viaja de esta manera ya que las muestras de respeto deben ser continúas y evidentes. Esta es la primera que el grupo falla en algo así. Al llegar nos disculpamos y aunque en un principio estuvimos algo incómodos, el percance no trae ulteriores consecuencias.
La relación del grupo y la dinámica que hemos venido teniendo en todo el viaje ha sido muy buena pero tampoco somos un grupo muy uniforme. Hay viajeros a los que les interesa mucho más el arte, mientras que a otros les interesa más la naturaleza, o la fotografía, las compras… de modo que el grupo en diferentes momentos también se deja llevar por sus intereses, lo que es respetable y de hecho crea una diversidad en el grupo que hace que todos tengan algo que aportar. Evidentemente no podemos ser todos iguales pero de todas formas en este viaje sí tenemos todos un principal interés común que es descubrir la Ruta de la Seda y eso cohesiona y hace que el viaje esté siendo un placer y no surjan a menudo contratiempos como este que nos acaba de suceder.
Nos vamos a comer y cuando salimos del restaurante ya nadie se acuerda del retraso. Ha vuelto la armonía al grupo y estamos dispuestos para visitar la Montaña de los Inmortales que con dicho nombre a todos nos genera bastante suspicacia.
La Montaña de los Inmortales es un recinto gigantesco. En él nada más entrar un lago da la bienvenida. Allí se puede alquilar una barca y disfrutar de las tranquilas aguas y la belleza del paisaje. También hay numerosos caminos que a través de las montañas conectan con templos taoístas, confucionistas y budistas, convirtiendo el reciento en un lugar sagrado y especial para las tres principales religiones chinas.
Los templos se esconden bien en cuevas a los pies de la montaña bien en las cimas lo que supone una gran excursión descubrirlos. Es por este motivo que esta tarde se nos volvió a ir la hora. Pasamos todo el mediodía y hasta bien entrada la tarde descubriendo un templo tras otro y cuando nos quisimos dar cuenta estaba anocheciendo. ¡En esta ocasión, estamos todos juntos!
Al volver al autobús ya era de noche. El último tramo lo hicimos casi a oscuras y con la ayuda de las linternas. La aventura nos pone de buen humor. Algunos viajeros bromean que este lugar hace perder la noción del tiempo y quizá por eso se llame la “Montaña de los Inmortales”. La aventura también nos da hambre así que vamos directamente al restaurante.
David reservó en Tianshui el restaurante donde tuvimos la cena más copiosa de todo el viaje. Pidió tantos platos que al final algunos apenas los tocamos. Su argumento fue que como vamos a tener una noche muy larga pues vamos a estar viajando hasta llegar a Xi’an por la mañana, no quiere que pasemos hambre. Es realmente muy buena gente.
Después de la comilona estamos tan llenos que necesitamos caminar para bajar la comida. Por Tianshui también pasa el río Amarillo y en la orilla se ha construido un bonito paseo que David nos invita a conocer. La vueltecita nos resulta realmente agradable. Tianshui parece una buena ciudad para vivir. Además el paso del tiempo sucede a otro ritmo. Tras el largo paseo todavía vamos a tener tiempo de ir a un pub. Claro, nuestro tren a Xi’an no sale hasta la 1:30 de la mañana de manera que para esperar en la estación decidimos hacerlo tomando algo escuchando algo de música y descubriendo la noche de Tianshui.
El bar donde David nos va a llevar está lleno de gente joven que se alegra de interactuar con nosotros. Hay un ambiente animado y pasamos un rato agradable. Aquí comienza una conversación que yo esperaba, pues es algo que a mí también me sucedió al vivir en China…
Mis compañeros de viaje están sorprendidos de los chinos y les está cambiando la idea que de ellos tenían. En España pensamos que los chinos son muy suyos, muy cerrados, muy introvertidos… Sin embargo una visita a China y verlos en su salsa demuestra que no son tan suyos, ni tan cerrados, ni tan introvertidos… Simplemente nos distancia una gran diferencia cultural que cuando están en su país y los vemos en su contexto se salva lo que hace que se muestren más como realmente son.
Yo cuando me mudé a vivir a China también cambié mi opinión sobre los chinos y ahora sé que en realidad también son muy sociables e incluso amigables y cuando se encuentran con algún extranjero son curiosos y tienen ganas de conocer y hablar con nosotros. Lo vamos a poder volver a experimentar esa misma noche en la estación. El viaje a Xi’an lo vamos a hacer en coche cama y vamos a pasar en el tren toda la noche y entrada la mañana.
Los trenes litera en China tienen también primera y segunda clase. En primera los camarotes son de 4 camas y están cerrados, y en segunda de 6 y están abiertos. Nosotros vamos en primera pero por azares del destino no vamos juntos sino que en algunos camarotes tenemos que compartir con otros pasajeros chinos. Al subir al tren nos vamos a echar directamente a dormir porque es muy tarde. Pero al despertar, el comenzar del día va a ser otra interesante experiencia…