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Ruta Seda: Día 12 – De fronteras, turkestanes e independencia

21 abril, 2016

Tass Rabat – Paso Torugart –  Kashgar (China). 14 de agosto.

Por la mañana nos va a costar abandonar el calor de la yurta para ir a desayunar. Hemos descansado como reyes. La noche anterior nos fuimos a dormir temprano y hemos recuperado fuerzas que necesitaremos para atravesar hoy el último tramo de las montañas del Tian Shan, cruzar la frontera china y llegar para hacer noche a otra de las míticas ciudades de la Ruta de la Seda: Kashgar.

El desayuno va a ser un momento muy emotivo. Eduardo nos entrega unos regalos de parte de su agencia. Hemos pasado juntos apenas dos días pero han sido tan intensos que nos da la sensación de  haber estado muchísimo más tiempo juntos. Entre los regalos, para ellos se cuenta el famoso gorro kirguís que ellos llaman Ak-kalpak y que a mí particularmente me hace mucho ilusión. Ellas reciben un bolso típico kirguís bordado que es también un bonito detalle.

–  ¡Vaya yo también quiero el bolso! – le digo a Eduardo con cierta cara dura, aunque de manera espontánea. El suelta una carcajada y me complace.

Dia 12 Tash RabatLa última parada en territorio kirguís antes de ponernos en camino hacia la frontera va a ser en el famoso caravasar de Tash Rabat. Tomamos un pequeño camino, y a la vuelta de una loma se abre una imagen grandiosa. Tash Rabat se encuentra en un lugar privilegiado, en una garganta que forman de manera natural las montañas que lo rodean. Allí se asienta un campamento de yurtas que acompaña a la construcción de grandes sillares de piedra que forma el caravasar.

Aparentemente se trata de un caravasar del siglo XV y supone una de las pocas construcciones originales que todavía se conservan a lo largo de toda la Ruta de la Seda, algo que contrasta con otra hipótesis que comparte Eduardo. Nuestro guía nos cuenta que hay nuevos estudios más recientes que apuntan a que Tash Rabat podría haber sido un monasterio de cristianos nestorianos, la primera familia de cristianos que llegó a China.

En cualquier caso, como caravasar o como monasterio ambas teorías coinciden en suponer que fue un lugar en el que los viajeros de la Ruta de la Seda encontraban cobijo y descanso en medio del duro tramo que suponían las montañas del Tian Shan. Ambas hipótesis coinciden también al afirmar que el edificio apenas ha sido restaurado y que lo que se conserva, salvo algunas partes de la cúpula, son los restos originales del conjunto que se ha conservado en muy buenas condiciones.

Tash Rabat es un curioso recinto. El edificio principal contrasta con el campamento de yurtas y las manadas de caballos que merodean por el lugar. Todo ello forma una postal que parece sacada de otro tiempo.

Después de la visita a Tash Rabat, nos ponemos de nuevo en camino en nuestra búsqueda incansable de esa historia de la Ruta de la Seda que se repite con cada persona que por aquí pasa. Nos dirigimos ahora al Paso Torugart, ese accidente de la naturaleza que sirve de frontera natural entre el Turquestán Occidental – de donde venimos – y el Oriental hacia donde hoy cruzamos.

Dia 12 Caballos Tash Rabat, foto de Mauri GatnauEl Turquestán Oriental es lo que actualmente en día se conoce como la provincia de Xinjiang y tras muchas disputas es ahora territorio soberano de la República Popular de China, el “País del Medio”, una de las civilizaciones más importantes y antiguas del mundo y por donde de hecho trascurrirá la mayor parte de nuestro viaje. Si la Ruta de la Seda Plus son 28 días viajando desde que salimos hasta que volvemos a España, en China pasamos 17 días.

Poco después de salir de Tash Rabat enfilamos la carretera que nos llevará hasta la frontera. Es un paisaje infinitamente bonito, tanto como desértico. No hay nada, las yurtas que se dejaban ver anteriormente de vez en cuando, aquí han desaparecido. Ya no se ven pastores ni manadas de caballos.

Llegamos al primer control de salida de los dos que vamos a encontrar en Kirguistán y tenemos que esperar a que el agente vuelva a la garita pues también se encuentra desierta. Realizamos los primeros trámites de salida del país. A partir de aquí comezamos un tramo en tierra de nadie. Y es que literalmente no habrá nadie. Hasta el otro control fronterizo no nos cruzaremos ni siquiera con otro vehículo.

El segundo control de la guardia fronteriza kirguisa es más estricto que el primero y en esta ocasión debemos bajar con los equipajes. Todo sucede sin ningún problema. Entramos al edificio de las oficinas de aduanas para atravesarlo y salir por el otro lado. A partir de este punto estamos supuestamente y de manera oficial en el limbo ya que ya nos han sellado la salida del país en el pasaporte y hasta que nos registren las autoridades chinas, estamos en paradero desconocido.

Sin embargo los alrededores de la aduana kirguisa no son tierra de nadie y nos encontramos numerosos camioneros que van y vienen mientras sus camiones aparcados hacen cola ocupando la calzada, esperando – como nos daríamos cuenta después – a que abra la frontera.

Cuando llegamos a la frontera, nos topamos con la valla que divide ambos territorios pero está cerrada. Deberemos esperar casi 2 horas hasta que los oficiales chinos vuelvan del almuerzo. Una vez abierta de nuevo la frontera en el otro lado ya nos está esperando nuestro guía chino, aunque por su apariencia podría ser turco, uzbeko, turkmeno, pakistaní, indio o afgano, de todo menos chino.

Nos despedimos de Eduardo y los conductores Vladimir y Sergei y nos montamos en el autobús chino. De nuevo para continuar la ruta en China nos reunimos todo el grupo en un único vehículo.

Dia 12 Plaza del Pueblo de KashgarComo nos contaría después nuestro guía chino, Sadic es uigur, de la ciudad de Kashgar. Aunque yo ya les he contado al grupo la historia y la situación política de esta zona, Sadic nos recuerda que los uigures son de raza turca. Ni siquiera se parecen a los kirguises que tienen rasgos más asiáticos pues proceden de los mongoles. Por el contrario los uigures son más morenos y velludos y guardan más parecido con los uzbekos y los turkemenos, aunque como descubriremos entre ellos también hay diferencias.

Desde que cruzamos la frontera hasta que llegamos a Kashgar hay aproximadamente 150 kilómetros, un tramo en el que vamos a pasar nada más y nada menos que 4 controles de aduanas. Primero nada más entrar enseñamos el pasaporte y nos registran, en un segundo control, ya bien entrados en territorio chino, debemos bajar con las maletas y escanearlas. Sin embargo no será hasta el tercer control en donde nos sellen el pasaporte con la entrada oficial a China. El cuarto control es simplemente rutinario para asegurarse que tenemos bien sellado el pasaporte y que todo está en regla.

Las fronteras terrestres son siempre territorios bastante especiales. En este caso con el estricto control que ejercen las autoridades chinas sobre esta zona, incluso mucho más. Xinjiang o el Turquestán Oriental es la segunda mayor región administrativa de la República Popular de China después de Tibet. Políticamente, al igual que Tibet y muchas otras zonas del país, goza de cierta autonomía. En este caso esta zona se hace llamar la Región Autónoma Independiente de Xinjiang. Sin embargo como descubriremos durante nuestra visita los chinos parecen tener un concepto bastante diferente de lo que es autonomía.

China es un país plurinacional, cuenta con 56 grupos étnicos o nacionalidades diferentes. Los uigures son uno de ellos, aunque muy a pesar de su voluntad pues desde hace unos años están luchando, sin suerte, por su independencia. No es el único pueblo-nación que nos vamos a encontrar en esta parte de la Ruta de la Seda que trascurre por territorio chino.

Mientras Sadic nos va contando todo esto, preparándonos para lo que nos espera, nos vamos acercando a la ciudad de Kashgar. Según entramos y empezamos a ver la actividad de la ciudad desde el autobús, se forma un tremendo revuelo. Mis compañeros de caravana están alucinados. Nunca hasta ahora los había visto tan revueltos.

– ¡Ala y mira, mira aquella en la moto!

– ¡Jo pero mira lo lleva aquel en la furgoneta!

– ¡Qué jaleo! ¡Qué de tráfico!

Efectivamente hemos vuelto a la civilización. Después de tres días atravesando unos paisajes de montaña en los que apenas nos hemos cruzado con nadie, entrar en una ciudad es un shock. Más si se trata de una ciudad china. ¡Bienvenidos al país más poblado del mundo!

Yo al haber vivido ya mucho tiempo en China, estoy acostumbrado al espectáculo. Pero recuerdo mis primeros viajes por este país cuando acababa de llegar y todavía tengo frescas en la memoria aquellas impresiones. China es definitivamente un espectáculo que no tiene comparación. Y Kashgar a pesar de ser una ciudad todavía mayoritariamente uigur, la población de chinos han, la mayoritaria del país, está ya casi a la par con la local.

El gobierno chino durante los últimos años ha favorecido la emigración de chinos de la etnia Han hacia esta zona del país para contrarrestar la influencia local, algo que en muchas zonas de Xinjiang ya han logrado. En Kashgar demográficamente todavía supera en número la población Uigur. No obstante el decorado si que comenzó a ser una ciudad china. Como tendremos la oportunidad de descubrir al visitar Kashgar, el centro todavía guarda ciertas reminiscencias del pasado, sin embargo los cambios se están sucediendo a velocidad de vértigo y también esta ciudad, como el resto de la provincia y el resto del país se está homogeneizando. Una de las particularidades de esa homogeneización es que todas las ciudades chinas es que son prácticamente iguales.

Dia 12 Mercado Nocturno KashgarKashgar en un principio, especialmente en las afueras, parece una ciudad china, sin embargo al salir a cenar nos daremos cuenta de que esta es una ciudad bastante diferente y especial. Hoy además es viernes, día grande de oración para los musulmanes, y día del mercado nocturno alrededor de la Gran Mezquita.

Llegamos justo cuando se está poniendo el sol. Se escucha en el aire la llamada a la última plegaria.   De todas formas cuando quisimos salir tras instalarnos en el hotel, la Gran Mezquita ya está vacía y el tumulto se ha trasladado al mercado que debemos atravesar para llegar al restaurante a donde esta noche Sadic nos lleva a cenar.

– ¿Preferís ir a un restaurante uigur o chino?

Por unanimidad respondemos que uigur. Como grupo somos bastante homogéneos y nos estamos dando cuenta que nos mueven los mismos gustos e intereses. Esta noche preferimos descubrir la cultura local ya que tendremos mucho tiempo después para poder conocer la cultura china.

La cena en el restaurante local estuvo muy bien, pero el paseo por el mercado estuvo mejor. Nos sentimos como verdaderos niños y no podemos parar de mirar para todos lados. Todo nos llama la atención y todos son preguntas. Y a pesar de que estamos cansado, qué ya es tarde, y que Sadic al salir del restaurante se ha despedido hasta el día siguiente, nosotros nos resistimos a que el día acabe y nos quedamos dando vueltas por el mercado.

Tan emocionados estábamos con los descubrimientos que íbamos haciendo que al final nos perdimos y no sabíamos como volver al hotel.  Sin guía local, al final me tocó echar mano de mi chino y aunque no hablo mandarín como para mantener una conversación fluida, me defiendo bastante bien y conseguí hacerme entender para llevar al grupo de nuevo al hotel. Me sentí casi como un héroe, lo que me hizo darme cuenta realmente de para qué había venido. Hasta ahora había estado a la sombra de los guías locales de Uzbekistán y Kirguistán, no obstante a partir de aquí voy a tener un papel bastante más activo en el desarrollo del viaje.

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