Lago Son Kul – Tass Rabat (13 Agosto)
Es 13 de agosto y estamos a 7 grados centígrados. Sin embargo el espectáculo que tengo enfrente me tiene helado y no sólo por la temperatura exterior sino también por la colección de colores del cielo, el contraste de la llanura en una orilla, el lago Song Kul en el medio y las montañas del Tian Shan de fondo. ¡Vaya postal! ¡Impresionante Kirguistán!
En el cielo la luna todavía coincide esquiva con las primeras luces del alba. Rodeados de un arco iris que va desde el tibio naranja del sol saliendo en el horizonte por el este, hasta el violeta oscureciéndose del lado opuesto, la dirección desde donde vinimos.
Aunque me resistí a irme a dormir la noche anterior, esta mañana no me ha costado en absoluto levantarme para disfrutar del espectáculo de la salida del sol en el lago Song Kul. Es el segundo lago de Kirguistán en cuanto a dimensión y la altitud a la que se encuentra.
La estepa salpicada de yurtas y lo que comienza a perfilarse como la sombra de unos caballos me tienen transportado de nuevo a la época de Marco Polo, cuando Gengis Khan luchaba por expandir su imperio mongol hasta Turquía, y a Alejandro Magno se le resistía – nunca llegó hasta China – el encarpado territorio de lo que posteriormente ha llegado a ser este país de Kirguistán.
Los primeros pueblos kirguises parecen proceder de las estepas siberianas que trasladaron desde allí sus mismas costumbres nómadas cuando aquí se asentaron. Ayer pudimos conocer el espectacular paisaje de este país y hoy, una vez sumergidos en ella, vamos a comprender un poco más de su cultura.
Es el país más pequeño del Turquestán Occidental, pero el más alto con varias cumbres que superan los siete mil metros de altitud. El 90% del territorio son montañas cuyas nieves, en algunas cumbres perpetuas, dan lugar a numerosos ríos y lagos, formando en conjunto un paisaje único que nadie nunca se cansaría de observar.
Esa altitud explica que la mayoría del territorio no sea practicable para la agricultura lo que ha hecho que las kirguises se dediquen principalmente a la ganadería, una actividad compatible con su carácter nómada. Sin embargo los soviéticos intentaron cambiar sus costumbres y hacerlos sedentarios. Alrededor de todo el país fundaron numerosas granjas colectivas, sobre todo de ganado vacuno. Nuestro guía Eduardo dice que desde esta región se abastecía de leche a casi toda la Unión Soviética, algo que posiblemente sea una exageración, pero ayuda de todas formas a entender las proporciones de la productividad en este país en el momento de mayor auge del comunismo.
Eduardo también dice que durante la Unión Soviética se vivía mejor. Y como él piensan muchos nostálgicos del régimen comunista. Él lo explica porque los kirguises no se caracterizan por su iniciativa con lo que han sufrido para adaptarse a la economía de mercado, y eso que es uno de los países de Asia Central con mayor estabilidad política.
Además a pesar del intento, los soviéticos no consiguieron convertir a los kirguises en sedentarios y hoy todavía conservan un carácter seminómada. Es por ello que con el deshielo cada año cuando llega el final de la primavera, las praderas se ven inundadas de yurtas que se convierten en las residencias estivales para acoger a las familias de los pastores que se trasladan hasta aquí hasta casi el final del verano. De nuevo cuando comienzan a soplar los primeros vientos de otoño, los pastores kirguises vuelven a refugiarse en las ciudades en donde es más fácil soportar el duro y largo invierno en esta esquina del mundo.
Nos imaginamos que de igual manera las caravanas que atravesaban esta zona siguiendo la Ruta de la Seda, tenían que ser necesariamente sólo estacionales. Las paredes de hielo y roca que suponen las montañas kirguisas hacen que la ruta en este territorio se haga durante gran parte del año impracticable. El Lago Song Kul por ejemplo que tiene unas dimensiones de 275 kilómetros cuadrados se hiela completamente durante más de la mitad del año.
Sin embargo ahora estamos en verano y según avanza el día, aunque hace fresco, la temperatura se va haciendo más agradable. Después de explorar los alrededores del lago en donde tuvimos oportunidad de conocer a una familia local, nuestra caravana se vuelve a poner en camino. Nos sentimos tan nómadas como los kirguises que viven por estos lares. La hospitalidad de nuestra familia de nómadas nos hizo sentir como en casa. La señora sonreía tímidamente, mientras que el señor plantado con el sombrero típico kirguís nos ofrecía el licor tradicional de esta zona que los propios pastores producen y que se conoce como el nombre de Kumys.
El Kumys es una especie de yogurt fermentado hecho a base de leche de yegua. Tiene un sabor agrio y un cierto olor dulzón. Eduardo nuestro guía aprovecha el paso por la zona para hacer acopio de unas cuantas botellas que según comenta son bastante apreciadas en Bishkek.
Hoy de nuevo tenemos un intenso recorrido a través de las montañas hasta llegar a la garganta de Tass Rabat, cerca de la frontera china. Nos pasamos casi todo el día de ruta recorriendo uno de los paisajes más bonitos de todo el viaje. Las montañas del Tian Shan hacen honor a ese nombre que en chino significa “montañas del cielo”. Parecen un verdadero paraíso en la tierra y nos van a acompañar durante los próximos dos días de viaje que es lo que nos tomará atravesarlas hasta que lleguemos a Kashgar ya en territorio chino.
Durante el trayecto hacemos varias paradas en lugares que se conoce Eduardo y que son estratégicos miradores desde donde contemplar la grandeza de la zona. Desde las alturas podemos ver como la carretera se pierde y vuelve a aparecer zigzagueando entre las montañas. En algunas ocasiones incluso nos llegamos a desviar del camino principal como sucede a la hora de la comida.
Comimos un picnic que nos habían preparado en las yurtas y que resultó delicioso, una comida a la altura de cualquier restaurante aunque en un entorno mucho más bonito, a orillas de un río en el que la música del agua corriendo nos hacía tener que levantar la voz en algunos momentos para poder entendernos. Ese sonido del agua se va a convertir en una constante e inevitablemente cada vez que lo oía, el sonido me transportaba al primer día de ruta cuando perdido entre los callejones de Jiva, escuché a las muchachas baldear agua a la puerta de sus casas.
Cuando quisimos alcanzar el campamento de Tash Rabat, el sol ya había comenzado a ponerse. El mismo espectáculo de colores que habíamos visto en el lago al amanecer se reproducía de nuevo al despedirse el día, aunque sin agua donde reflejarse.
El campamento base donde vamos a hacer noche hoy se encuentra en un llano rodeado por montañas que forman un refugio natural. Está sorprendentemente bien protegido del viento que no ha dejado de soplar desde que el día anterior salimos de Belasagun y comenzamos a subir por estas montañas. Se sitúa igualmente a orillas de un río y aunque desde el interior de las yurtas no se escucha, en el exterior ofrece una alegre banda sonora, lo que por otro lado supone una novedad a una experiencia que de lo contrario sería muy similar a la de la noche anterior.
Con noche cerrada en el campamento apenas hay luz fuera de las yurtas de modo que contemplar el cielo estrellado es por segunda noche consecutiva mi actividad preferida. Me quedo de nuevo hipnotizado por el brillo de las estrellas y la sensación que ofrecen de estar tan cerca. Esta vez con la música del río.
Los chinos pensaban que el País del Medio, como se conoció a China en su primer momento, también estaba más cerca del cielo. El emperador chino hacía de mediador entre ambos mundos y era el responsable de la voluntad celestial en la tierra. Nuestra caravana durmiendo esta noche a más de 3.000 metros de altitud está sin duda más cerca del cielo, pero además también a las puertas de China y si mañana no hay ningún contratiempo la voluntad celestial es que la Ruta de la Seda Plus cruce la frontera y se adentre en el País del Centro.
Hola! Enhorabuena por los relatos! una duda, nos vamos en julio a Kirguiztan, y despues del son kol lake, pensabamos ir a naryn para pernoctar y despues subir a tash rabat, verlo y volver a bajar para dormir de camino a kzyl oil. como lo ves?
Hola! Nuestros compañeros que conocen bien la Ruta ven bien el recorrido que planteas, aunque te recomeindan dormir al menos una noche en Son Kul o Tash Rabat en las yurtas que hay para viajeros. Pero, ojo, tendrías que reservarlas antes.
Feliz viaje!! Ya nos contarás!!
Saludos.