Si estás en la capital coreana, o planeas una visita a este destino del sudeste asiático, no puedes dejar de disfrutarlo. Aquí tienes toda la información práctica para no perder ninguno de sus tesoros y descubrir la idiosincrasia de un pueblo. Te proponemos un viaje en el tiempo que además es gratis: qué ver en el Museo Nacional de Corea.
Nos adentramos en una de las mayores instituciones museísticas internacionales. El Museo Nacional de Corea pretende ser el referente asiático en su género, un mérito para el que exhibe sus más de 28.500 metros cuadrados, lo que le convierte en el sexto más grande del mundo por superficie.
Su origen se remonta a 1909, cuando el emperador Sunjong, último de la dinastía Joseon y del Imperio de Corea, lo promovió para mostrar las colecciones reales, como ya habían hecho durante el siglo XIX muchos de sus colegas europeos. En 2005, esta institución se actualizó con la inauguración de un moderno edificio inspirado en la silueta de una fortaleza tradicional coreana, diseñado por el estudio Chang-Il Kim.
El resultado es un museo convertido en imprescindible en el listado de los lugares más interesantes que ver en Seúl. Un auténtico portal en el tiempo para conocer la historia, arte y cultura coreanas visitado por 4,1 millones de personas en 2023, el sexto más transitado del mundo según la publicación especializada The Art Newspaper.

Cómo llegar al Museo Nacional de Corea
Ubicado en el barrio de Yongsan, el Museo Nacional de Corea está perfectamente conectado con la ciudad, pero es el metro la mejor opción para desplazarse. El viaje por las entrañas de Seúl, con el ajetreado ir y venir de sus ciudadanos, es además una experiencia que todo viajero debe disfrutar.
- Toma la Línea 4 (azul claro) o la Línea Gyeongui-Jungang (verde oliva) y bájate en la estación de Ichon (이촌역).
- En la estación debes buscar la salida 2, verás que hay un pasillo subterráneo conectado directamente con el museo.
Horarios y precios del Museo Nacional de Corea
Seguro que te agrada saber que la exposición permanente es gratuita, una razón más para no dejar de visitarlo. Si quieres disfrutar de alguna de sus exposiciones temporales, sí será necesario pasar por caja.
Aunque antes de ir conviene contrastar la información en la web del Museo Nacional de Corea, el horario es:
- Lunes, martes, jueves, viernes: de 10:00 a 18:00 horas.
- Miércoles y sábado: de 10:00 a 21:00 horas.
- Domingo y festivos: de 10:00 a 19:00 horas.
Ten en cuenta que cierra en Año Nuevo (1 de enero), Seollal (Año Nuevo Lunar) y Chuseok (Festival de la Cosecha Coreana).
Desde aquí puedes hacer la reserva de entradas.

Qué ver en el Museo Nacional de Corea
El edificio se ubica en un espacio tranquilo que invita al relax, rodeado de una zona ajardinada llena de las plantas más representativas de la cultura coreana. No hay que dejarse avasallar por sus 404 metros de longitud, ya que su modelo expositivo es muy didáctico y cronológico, lo que permite adentrarse en la historia de Corea con mayor facilidad.
Aunque el edificio cuenta con seis plantas, la zona expositiva se concentra en tres de ellas. Ten en cuenta que sus fondos ascienden a unas 420.000 obras históricas y artísticas, de las que alrededor de 12.000 están expuestas, por lo que el mejor consejo para no perderse nada fundamental es tener claro cuáles son las piezas de mayor belleza o simbología. Con este objetivo, hemos organizado un recorrido piso a piso: descubre con facilidad qué ver en el Museo Nacional de Corea.

¿Qué ver en el primer piso?
Son las dos galerías que reciben al visitante y las que cuentan la historia del país. Tras ubicar al visitante en la prehistoria y la antigüedad, pronto la exposición se centra en la época medieval (918-1392), una oportunidad de descubrir los conocidos como tres reinos de Corea, uno de los momentos de mayor esplendor de su cultura: Goguryeo, Baekje y Silla. En la primera planta también se pueden descubrir objetos de la historia moderna coreana.
Teniendo en cuenta la ubicación de las obras de 2025, en esta primera planta destacan tres piezas fundamentales:
- Corona de Oro del Reino de Silla (Sala 108). Estás ante la pieza más icónica del museo y una de las más bellas reliquias de la antigua Corea. Procedente de las tumbas reales de Silla, esta corona asombra por su altura, el tallado del oro y la riqueza de su aderezo. Sus jades y otras piedras preciosas nos hablan del poder que esta cultura llegó a ostentar, además de su sofisticado gusto y sociedad.
- Pagoda de las diez plantas (pasillo central de la planta). Esta pagoda de mármol de diez pisos, datada en 1348, pertenece a la última etapa de la dinastía Goryeo. Formaba parte de un templo y su mayor peculiaridad es la elección del material: mármol en lugar del más habitual granito, lo que le otorga su característica blancura y belleza. Los visitantes más pacientes pueden entretenerse con el minucioso tallado, un auténtico libro sobre la historia del budismo.
- Sello imperial de Corea (Sala 120 del Imperio coreano). Esta pieza destaca por el alto significado histórico para el país: representa su soberanía e independencia. Lo usó el emperador Gojong para mostrar la ambición del país para ser tratado de igual a igual con los poderosos imperios chino y japonés en un período muy convulso de 1897 a 1910.
- Otras obras en la primera planta: Buda de hierro (sala 111); retrato de Jeong Mon Ju (sala 116) y Ladrillo de diseño de paisaje (sala 106).

¿Qué ver en el segundo piso?
El segundo piso se dedica a la pintura y la caligrafía, esta última con gran tradición, ocupa una de las cimas de la creación artística coreana. Lo más interesante de esta planta es ensimismarse en las obras maestras del dibujo que ofrece sobre soportes de gran delicadeza, por lo que casi es un milagro que hayan llegado hasta nuestros días. Si no eres muy cafetero de este arte, puedes acelerar el paso para llegar cuanto antes a la tercera planta.
Piezas más destacadas:
- Dos estatuas de bodhisattva pensativo (Sala 209 de contemplación silenciosa). Es uno de los espacios más espectaculares de todo el museo, en él reinan dos tesoros coreanos en un espacio de luz tenue. Se trata de dos estatuas “con el pie derecho ligeramente apoyado en la rodilla izquierda y la mano derecha en la mejilla, con una sonrisa etérea, con los ojos ni abiertos ni cerrados, como si estuvieran inmersas en sus pensamientos, transmitiendo una sensación de relajación al espectador”, según definición del propio museo.
- Estela para el Preceptor Nacional Nanggong en el Templo de Taejasa Bodhisattva. Se trata de una estela en roca de poco más de un metro de altura, profusamente caligrafiada en un homenaje a la lluvia.
- Otras obras en la tercera planta: Pergamino budista colgante (sala 203), cofre de oro (sala 202-4), soplador de aire con diseño de cara de animal (sala 206) y casco de bronce (sala 208).

¿Qué ver en el tercer piso?
Sus salas permiten seguir profundizando en las dinastías Goryeo y Joseon, donde destacan los objetos budistas. Pero, a ojos occidentales, aquí resulta especialmente reseñable la extraordinaria cerámica celadón, que se caracteriza por su esmaltado translúcido verde o azul-gris: ¡una belleza! También se pueden ver artes decorativas procedentes de la corte, con una buena selección de arquitectura.
Este piso es, para muchos, el más interesante, permite seguir profundizando en la idiosincrasia de un país intervenido en diversas ocasiones de su historia. Aquí destaca:
- Incensario de celadón con calado de la dinastía Goyeo (sala 303, Celadón). Cuando lo observes, diferencia entre sus tres partes: la tapa por donde emana la fragancia, hermosamente trabajada con figuras vegetales; la parte central o quemador, y la base sostenida por tres conejos. Si has quedado fascinado, también puedes detenerte a admirar el jarrón ubicado en su cercanía de nombre Aguilucho en forma de dragón.
- Jarra de luna de porcelana blanca (sala 305, Porcelana blanca). Una de esas obras dotada de gran significado histórico, por la admiración que su técnica despertó en los invasores japoneses. Aquí sorprende la modernidad del diseño, aunque se cree que pudo ser moldeada entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII resulta provocadoramente contemporánea. A buen seguro que sientes la tentación de tocarla, pero no debes hacerlo. Sin embargo, puedes disfrutar de su sedosidad si buscas a la salida el “rincón del tacto”, donde una reproducción del material permite disfrutar de este sentido al acariciarlo.
- Otras obras en la tercera planta: la pareja de escultura Maitreya Bodhisattva y Buda Amitabha (junto a la sala 301), Tríada del Buda Amitabha (sala 301) y estatua de Buda sentado hecha de plomo del templo de Gunsuri (sala 301).
Foto apertura: Seoul Metropolitan Government.