Este pequeño reino enclavado en el Himalaya es grande y generoso con el viajero. Conocido por su rica cultura y tradiciones budistas, tiene en la celebración de los festivales Tsechu, una inmejorable justificación para preparar la maleta: te contamos qué es y qué hacer en el Festival de Paro.
Como aperitivo, te adelantamos que la ciudad de Paro alberga cada año este festival que no sólo es una vistosa y emocionante celebración religiosa, también es una oportunidad única para sumergirse en la cultura butanesa. Así que aquí va la primera recomendación: si valoras viajar a Bután consulta antes el calendario de sus festividades, ya que incluir en la ruta este festival te va a permitir hacer una inmersión total en el sentir de uno de los países más hospitalarios del mundo.
Qué son los festivales Tsechu de Bután
Las fiestas de Tsechu son festivales budistas que se celebran en todo Bután en honor a Padmasambhava, conocido como el Segundo Buda. Este gurú que, según la tradición, se manifestó como un rayo de luz proveniente del mismo corazón de Buda, fue el responsable de introducir el budismo tántrico en el país hacia el año 800.
Cada Tsechu tiene su propio carácter y tradiciones, pero siempre se celebran en el décimo día del mes (el significado de la palabra tsechu). Las estaciones de otoño y primavera son las elegidas para esta gran celebración religiosa y social que conmemora los doce grandes episodios en la vida de Padmasambhava.
Su figura está asociada a otro de los símbolos de Bután, el monasterio de Taktshang o Guarida del Tigre. Este impresionante monasterio se levanta desde 1692 sobre un acantilado a unos 500 metros sobre el valle de Paro, y es una de las fotografías más célebres del país del Himalaya y uno de los lugares de obligada visita.
Forma parte de las 13 cuevas del Nido del Tigre (de hecho, la construcción parte de una cueva natural) por donde pasó Padmasambhava. Y hoy en la población de Paro se celebra este festival en su honor, siendo una de las Tsechu más vistosas y populares de cuantas se celebran.
La Tsechu de Paro es especialmente notable por su duración y la variedad de actividades que ofrece. Este festival, que se suele celebrar en marzo o abril, es una mezcla de rituales religiosos, danzas y celebraciones comunitarias, lo que lo convierte en una experiencia fascinante tanto para locales como para turistas.
Qué hacer en el Festival de Paro
Durante los cinco días de esta celebración tradicional, las calles de Paro se llenan de danzas religiosas y bailes tradicionales. Los bailarines, suntuosamente vestidos, llevan unas máscaras en representación de diferentes dioses, personajes legendarios o demonios.
El hermoso y sagrado emplazamiento del festival es la fortaleza-monasterio (dzong) de Rinpung. Este edificio originario del siglo XV, y reconstruido en la segunda mitad del XVII, alberga las principales oficinas administrativas de la ciudad.
Con sus poco más de 20.000 habitantes, Paro es una de las principales ciudades de Bután y lugar donde se ubica el único aeropuerto internacional del país. Al margen del monasterio ya citado, cuenta con indudables atractivos como la residencia real en el Palacio Ugyen Pelri, el Museo Nacional de Bután o su calle principal, que exhibe edificios ricamente decorados en su recorrido de comercios, restaurantes y sedes institucionales.
Pero hasta aquí llegan los viajeros de Rutas 10 para disfrutar de su famoso Tsechu, como miles de butaneses y viajeros de todo el mundo hacen cada año, algunos de ellos con profundas creencias budistas. Te contamos qué hacer en el Festival de Paro.
Danzas tradicionales
Los bailarines, vestidos con coloridos trajes y máscaras, realizan danzas que representan historias y leyendas budistas. Estas danzas no sólo son visualmente impactantes, contienen un profundo significado espiritual, ya que se cree que aportan bendiciones a la comunidad.
Rituales religiosos
Se llevan a cabo ceremonias que incluyen oraciones y ofrendas, donde los monjes y la comunidad local participan activamente. Estos rituales son una forma de conectar con lo divino y preservar las enseñanzas budistas.
Exhibición de Thangkas
Durante el festival, se presentan grandes telas bordadas o pintadas que representan deidades y escenas de la vida de Buda. Estas obras de arte son una peculiaridad de la cultura butanesa que ofrecen una visión profunda de su espiritualidad.
Una de ellas es protagonista del Festival de Paro. Su principal atracción es la inauguración del Thongdrel, un enorme tapiz que muestra las ocho representaciones de Padmasambhava. Si quieres verla, tendrás que madrugar, ya que se exhibe al amanecer del decimoquinto día del mes en que se celebre (marzo o abril) para evitar que la luz solar lo dañe.
Gastronomía local
Como no podía ser de otra forma, en el Festival de Paro también se disfruta de la gastronomía butanesa. Los asistentes tienen la oportunidad de degustar platos típicos de Bután, como el ema datshi (un guiso de queso y pimientos), sus parrillas y otros manjares locales que se preparan para la ocasión. La comida es una parte esencial de la celebración, y un momento que permite dialogar con los locales.
Por último, merece mencionar una novedad introducida en la edición de 2023. Por iniciativa gubernamental, se hace coincidir el Festival de Paro con un gran evento musical local que se celebra desde mediodía hasta la madrugada con conciertos y sesiones de DJ. Toda una novedad que habrá que ver si se consolida.
Vestimenta tradicional
Durante el festival, se espera de los turistas un especial respeto a la cultura local. Esta invitación para ser un viajero responsable incluye la vestimenta, que debe adecuarse al marco religioso y, si es posible, incorporando trajes tradicionales. Es importante disfrutar de esta festividad respetando la privacidad de los butaneses cuando están practicando su fe, lo que supone no interponerse entre el altar y el orador y, si tienes la suerte de ser invitado a su hogar, no olvidar descalzarse, el mismo gesto a hacer cuando se entra a cualquier lugar sagrado.
Informaciones antes de viajar a Bután
La geografía humana de sus escasos 800.000 habitantes, es otro de los atractivos de Bután, que comprende tres grandes grupos étnicos. En primer lugar, los descendientes de los primitivos habitantes que, en su mayoría, se ubican en la parte oriental. En la región occidental se asentaron los inmigrantes provenientes del Tíbet, y en los cálidos y húmedos distritos meridionales, lindando con la frontera con India, los colonos nepalís.
La monarquía constitucional de Bután es el último país budista Vajrayana del mundo. Pese a su pequeño tamaño, atesora muchos lugares religiosos venerados, desde estupas al borde de la carretera hasta templos y monasterios en escarpadas ubicaciones o plácidas praderas. Entres sus imprescindibles:
- Thimphu, la capital del país con su enorme Buddha Dordenma.
- Monasterio del Nido del Tigre (Taktshang), sobre un acantilado a 3.120 metros de altura, es un lugar sagrado con espectaculares vistas sobre el del valle de Paro.
- Dzong de Punakha, situado en la confluencia de dos ríos, es famoso por su arquitectura y su importancia histórica.
- Bumthang, al que se considera el corazón espiritual de Bután, concentra famosos monasterios y es centro de grandes festivales.
- El valle de Haa. Menos conocido e ideal para quienes buscan tranquilidad y belleza natural.
- Su naturaleza, a lo largo de toda su geografía, es protagonista de la visita a Bután.
Por último, has de saber que Bután es conocido en el mundo por su defensa de la Cultura de la felicidad (la Felicidad Nacional Bruta), que prioriza el bienestar de sus ciudadanos sobre el crecimiento económico en una ejemplificante aplicación a los estándares actuales de su filosofía milenaria.
Foto apertura: Carissa Nimah para Tourism Bhutan