Es uno de esos destinos que todo viajero desea conocer. Su historia y su exotismo son un imán irresistible, pero hay muchos otros. Si te gusta la aventura, te descubrimos un Egipto desconocido, que puedes combinar con las visitas más clásicas. En el país de los faraones te esperan tres maravillas poco conocidas, como la misteriosa y caprichosa belleza de dos desiertos y el relax paradisíaco de un oasis.
Tres joyas naturales y desconocidas de Egipto
En la zona occidental de Egipto, la naturaleza le regala al viajero un desierto inmenso casi tan grande como la mitad de España. Se conoce como el desierto Líbico y es un terreno yermo, despoblado, aunque regado por diferentes oasis y prácticamente desconocido para el turismo. El oasis de Bahariya, el Desierto Blanco y el Desierto Negro son tres joyas naturales de extrema belleza que aún guardan misterios sin resolver. Es el Egipto desconocido que te proponemos disfrutar.
Qué hacer en el oasis de Bahariya
También conocido como “el oasis del norte”, Bahariya se encuentra a unos 400 kilómetros de El Cairo por carretera. Está rodeado de montañas y numerosos manantiales, lo que le permitió convertirse en la época faraónica en un relevante centro agrícola y en deseado proveedor de su cotizado vino.
En torno al final del periodo griego, debido a las luchas entre griegos y romanos por el control de estos vergeles del desierto, se produjo un descenso de los caudales de riego que condujeron al ocaso económico del oasis.
Pero la historia de Bahariya se remonta mucho tiempo atrás. En los años 30 del siglo pasado se descubrieron en la zona restos de un tipo de dinosaurio carnívoro que vivió hace más de 95 millones de años. Recientemente, en julio de 2022, el nuevo hallazgo arqueológico de una vértebra cervical ha hecho pensar a los investigadores que se trata de un dinosaurio que tenía una cara similar a la de un bulldog.
En la actualidad, el oasis se encuentra en una zona de carácter humilde que vive de la agricultura, en especial del cultivo de mangos, dátiles, guayabas y aceitunas, y de la extracción de hierro. Sin embargo, es el más cercano a El Cairo y da acceso inmediato a los impresionantes paisajes del Desierto Blanco. Es la primera parada del Egipto desconocido que queremos presentarte.
El Valle de las Momias de Oro
Con la llegada del cambio de siglo, cuentan que la fortuna quiso que se descubriera esta necrópolis. Pertenece a la época de la dominación grecorromana sobre esta parte del territorio egipcio y, de momento, los hallazgos muestran que estaba destinada a personajes de clase media y alta.
En las tumbas excavadas se encontraron 105 momias conservadas gracias a la arena del desierto. Muchas de ellas estaban cubiertas por unas máscaras de oro que han dado nombre al valle. Además, se han encontrado numerosos objetos como figuras talladas en madera que representan a plañideras o restos de tinajas que contenían alimentos u otras ofrendas al difunto.
Aunque la inmensa mayoría de lo descubierto no está expuesto al público, algunas momias y sus sarcófagos han sido seleccionados para formar parte del Golden Mummies Hall, el museo abierto en Bawiti por ser el principal asentamiento del oasis.
El Templo de Alejandro Magno
Los entusiastas de la egiptología seguro que disfrutarán con la visita a los restos del templo construido en el siglo IV a. C. por el famoso emperador macedonio. El recinto, rodeado por una muralla, es de estilo griego y el único dedicado al gran estratega en todo Egipto. Lo componen dos cámaras principales, cuya decoración muestra escenas que representan a Alejandro Magno durante su ofrenda al dios Amón.
La Montaña de Cristal
Aunque se encuentra a unos 90 km del oasis, es una de las visitas imprescindibles del Egipto desconocido. Se trata de una rareza natural extraordinaria: una montaña formada por más de una docena de cristales diferentes, entre los que predomina la cuarcita. Forma un promontorio rocoso casi transparente en el que los rayos del sol crean unos brillos espectaculares para la vista. Se la considera una de las montañas más bellas del mundo y ahora goza de protección.
Un baño termal
Durante la estancia en el oasis merece la pena reservar un tiempo de relax para disfrutar de un baño termal en aguas templadas o frías a la sombra de las palmeras.
Puesta de sol inolvidable
Para finalizar el día, nada mejor que deleitarse con una de las extraordinarias puestas de sol dando un paseo por el oasis con la Montaña Negra de fondo.
Cómo disfrutar del Desierto Blanco en Egipto
La segunda parada del Egipto desconocido nos adentra en los fantásticos paisajes del Desierto Blanco, una llanura lunar que hacer millones de años ocupó el lecho del océano. Enormes depósitos lacustres de carbonato blanco brillante han sido esculpidos durante años por la erosión en este parque nacional de Egipto situado a 45 km al norte del oasis de Farafra.
Antes de la excursión, conviene dejar a un lado el paisaje de dunas que todos tenemos en la mente cuando pensamos en el desierto. Te aseguramos que la impresionante visión no te decepcionará.
Parque Nacional Desierto Blanco
Está ubicado en la depresión de Farafra, en el oeste de Egipto, y los locales lo conocen como Sahara el Beyda. En coche, desde El Cairo, se tarda entre 4 y 5 horas. Lo primero que llama la atención es el color blanco, intensificado por la luz solar, de las formaciones rocosas y las piedras que salpican la arena. La imaginación te hará ver setas o champiñones gigantes, figuras tumbadas sobre la arena, esfinges, conos de helado y animales diversos como gallinas, camellos…
Para recorrer el parque es obligatorio seguir las rutas que están marcadas a bordo de un vehículo 4×4. Y para disfrutar del viaje en su máxima expresión, nada como hacer una acampada nocturna. Con suerte, el cielo estrellado y un silencio rotundo velarán tus sueños.
No hay que perderse:
– La Casa Blanca, una zona de rocas rodeada de campos de tiza que brillan con el sol.
– El Desierto Nuevo, donde el paisaje se vuelve más blanco y la imaginación echa a rodar para interpretar las figuras que forman las rocas. Aquí solo se puede acceder en 4×4 o en camello.
– El Valle de Agabat, un lugar mágico en lo más profundo del Desierto Blanco, cuya superficie, dicen los geólogos, es similar a Marte. La grandeza de la naturaleza te envolverá en una experiencia difícil de olvidar.
Qué ver en el Desierto Negro
El Egipto desconocido concluye con una tercera parada en el Desierto Negro. En esta misma zona, entre oasis de Bahariya por el norte y la depresión de Farafra por el sur, se halla la tercera de las joyas naturales egipcias. De nuevo, el color predominante de sus formaciones rocosas da nombre a este desierto de origen volcánico.
Es uno de los atractivos naturales más característicos del país, que se formó a lo largo de miles de años por la actividad volcánica de la zona. Ahora, está cubierto de piedras volcánicas de lava endurecida que la erosión del viento ha ido convirtiendo en numerosas colinas, donde se mezcla la tonalidad oscura y el dorado de la arena del desierto.
Tendrás la sensación de poner el pie en otro planeta. Las dunas doradas se mezclan con colinas que parecen cubiertas de polvo negro. Para adentrarse en esta parte del desierto se recomienda contar con un guía.
No te pierdas:
– La Montaña Inglesa es el punto más alto de este desierto y la colina más popular para ascender y disfrutar de una panorámica increíble de este extraño paisaje.
Consejos que agradecerás en este viaje
En la maleta que prepares para este viaje debes incluir:
- Prendas ligeras y de colores claros, mejor de fibras naturales
- Calzado cómodo deportivo y cerrado de uso habitual
- Protector solar
- Bañador de color oscuro (las aguas sulfuradas pueden afectar al color) y toalla para las fuentes termales
- Gafas de sol
- Gorra, pañuelo o sombrero para proteger la cabeza durante el día
- Jersey para la noche, lo agradecerás en cuanto caiga el sol
- Linterna para la noche, la iluminación de las estrellas no siempre te será útil
- Mochila o bolsa pequeña de uso diario
- Botiquín básico de uso personal
Recuerda:
- No tendrás acceso a Internet para que funcione el móvil en el desierto, pero sí conviene llevarse una batería externa para cargarlo y no perderse ninguna foto
- Es preferible evitar los meses más calurosos (entre marzo y octubre)
- En diciembre y enero las temperaturas diurnas son más soportables y podrás aprovechar mejor las visitas
Cómo combinar la ruta clásica con el Egipto desconocido
Tras esta primera parte del viaje, y si dispones de días suficientes, puedes combinar el Egipto desconocido con la cara más conocida del país de los faraones. Te proponemos que desde el Desierto Negro enlaces con la capital, El Cairo siempre es un regalo para los sentidos con los museos, pirámides, atardeceres a las orillas del Nilo y los aromas a especias y perfumes.
En un vuelo interno puedes llegar a Aswan, al sur del país. Es la ciudad que entusiasma a los soñadores, dejando pasar el tiempo y disfrutando de las silenciosas imágenes que dejan las falucas surcando el Nilo. Un poco más al sur, Abu Simbel ofrece dos fabulosos templos, que fueron desmontados y trasladados para salvarlos de la inundación de las aguas del lago Nasser.
Y no olvides incluir la que fue bautizada por Homero como la ciudad de las cien puertas: Luxor, que está construida sobre la antigua Tebas. Dividida en tres zonas, forma un auténtico museo al aire libre con imprescindibles como el Valle de los Reyes, los Colosos de Memmon, el inmenso templo de Hachepsut –la única mujer que reinó como faraona– y los complejos de Medinet Habu y Karnak.
Fotos: Rutas 10