Cada vez más las fiestas navideñas se aprovechan para disfrutar de un merecido descanso y comenzar el año con fuerzas renovadas. Os proponemos siete destinos que colmarán los sueños de cualquier viajero aventurero: desde Irán y Omán para los amantes de Oriente Próximo, a la siempre exótica Nepal o, mucho más cerca, la Europa más sorprendente de Polonia, Albania y Macedonia, Georgia o Sicilia. Elige sin temor a equivocarte.
ASIA
Destino 1. Irán: Adentrarse en la leyenda
asta con citar Persia para que nuestra imaginación se pueble de imágenes con parsimoniosas caravanas y fastuosos palacios. Estamos en una de las zonas pobladas más antiguas del planeta, cruce de caminos entre tres continentes y origen del gran imperio Aqueménide. Pues toda esa riqueza y mucho más es posible conocerla hoy. Pese a su azarosa historia, el pueblo iraní ha sabido conservar su cultura y patrimonio representado en más de un millón de monumentos.
La Ruta de la Seda en las ciudades de Kerman, la poderosa Rei, o la ciudadela de Rayen. La riqueza museística de Teherán. El legado de Zaratustra, fundador de la primera religión monoteísta, en la misteriosa Yazd. O la belleza de Isfahán, que defiende el título de ciudad más bella del planeta. Todos ellos justifican por sí solos para viajar en Navidad, pero no podemos olvidar a la vetusta Persépolis, cuna del imperio aqueménide.
Destino 2. Omán: Tierra de sultanes
Una joya para viajar en Navidad que, poco a poco, se va abriendo a los ojos del exterior. El sultanato de Omán, por su posición estratégica en la Península Arábiga y su gran cantidad de kilómetros de costa, liga su historia al mar, donde sus ligeros y conocidos dhows (barcos de vela) ocupan un lugar protagonista.
Su ubicación también favoreció que fuera desde antiguo punto de intercambio comercial de caballos, sal, ámbar, incienso, perfumes y hasta de esclavos. El ir y venir de gentes por la zona, sin embargo, no hizo que el país perdiera su identidad cultural, de la que ahora podemos disfrutar. Como también mantienen su esencia los puertos de mar y las fortalezas inmersas en la belleza natural de sus paisajes.
Pero si algo atrae a foráneos es su árbol Boswelia Sacra, del que se extrae el incienso. Durante siglos, desde las montañas de Dhofar han partido caravanas con este gran tesoro que tenía mucho más valor que el oro. Hoy, este incienso se utiliza en perfumes y esencias, y aquí se elabora uno de los más caros del mundo mezclándolo con aceite de rosas, sándalo, lima y esencia de lirios: Amouage.
Destino 3. Nepal: Diverso o activo, la cuna del ‘ochomil’ más deseado
Nepal es un país diferente y lleno de contrastes, es diversidad pero también deporte activo con uno de los ochomiles más deseado del mundo coronando sus montañas, el Everest. Nepal son sus calles desgastadas, esculturas en piedra, pagodas, máscaras, pergaminos, música, religión, pero quienes ya han estado allí hablan siempre de la alegría que se respira en este rincón del mundo que linda con el norte de la India.
No se puede pasar por aquí sin dedicar un par de días a su capital Katmandú o conocer un pueblo típico, tanto Newar como Bandipur, que por su difícil acceso hasta finales de los noventa salvó la arquitectura de sus edificios. Los más aventureros pueden realizar parte de la ruta haciendo rafting.
Pokhara es el punto de encuentro de viajeros y montañeros: unos en busca de la espiritualidad de sus templos, los otros para iniciar el ascenso a las cumbres de los Annapurnas. Viajar en Navidad hasta aquí permite practicar trekking durante unos días o adentrarse en la selva de Chitwan para ver la fauna salvaje en libertad, realizar un safari en elefante o descender en canoa el río Budhi. Ah, y en algún momento, hay que escaparse hasta Sarangkot para disfrutar de un amanecer imborrable.
Destino 4. Georgia: Tradiciones milenarias intactas
Para quienes gustan de nuevas experiencias, viajar en Navidad a Georgia será una aventura para recordar. Es un país aún extraño y misterioso para los occidentales, pero su cultura y tradiciones están más cercanas a las europeas que a las asiáticas. Sin ir más lejos, el Año Nuevo es su fiesta más importante en la que la figura del Mekvle se respeta desde tiempos inmemoriales. Así se refieren a la primera persona que atraviesa el umbral de la casa el primer día del año que traerá la suerte o la desgracia a la familia. Tanto es así que se preocupan de acordar de antemano quién hará el honor.
Con suerte se puede disfrutar de sus ritos, puesto que sus gentes son hospitalarias. También de sus vinos, acercándose hasta la región de Kajetia, donde cuentan orgullosos que son el país más antiguo del mundo en desarrollar la viticultura. O si se prefiere, de sus cantos populares que por su ritmo y cadencia vocal podrían convertirse en uno de los momentos más memorables de la visita a este país.
EUROPA
Destino 5. Polonia: Más de lo que esperas
Viajar en Navidad a Europa es un lujo al alcance. Un recorrido por las capitales polacas será suficiente para descubrir los contrastes de Polonia. Su capital, Varsovia, respira la arquitectura emblemática de la etapa comunista. Tras la II Guerra Mundial resurgió de las cenizas y la han paseado celebridades como Chopen, o la nobel Marie Curie. Cracovia brilla, sin embargo, por las edificaciones que legaron las dinastías reales del imperio polaco-lituano. No hay que perderse la emblemática Lonja de los Paños donde se recibían las especias, seda, cuero y cera que llegaban de Oriente en el siglo XV y desde aquí se distribuían por toda la Europa.
Hay otros dos puntos hermosos y cargados de historia que merecen una visita como el casco antiguo de Wroclaw, donde de puede disfrutar de un crucero por los canales del río Odra; y Toruń, la perla gótica del país donde nació Nicolás Copérnico y un planetario honra al astrónomo que se atrevió a desafiar a la idea del cosmos que imperaba en el siglo XVI y exponer que el sol era el centro del Universo y la Tierra giraba a su alrededor.
Si el tiempo lo permite, una escapada hacia el norte del país, redondeará el viaje al poder contemplar el castillo gótico de Mariemburgo construido por la Orden de los Caballeros Teutónicos como residencia para su Gran Maestre. Sus espectaculares dimensiones solo son comparables a su belleza.
Destino 6. Albania y Macedonia: Puente entre Oriente y Occidente
Su historia es milenaria y su cultura, rica y variada. Albania, como corresponde a una región puente entre Oriente y Occidente, fue pretendida por todos los grandes imperios. Viajar esta Navidad hasta este destino emergente permite adentrarse en uno de los países más desconocido y exótico de Europa. Espacios naturales preservados de la contaminación, playas vírgenes, excelente gastronomía y gentes acogedoras. Qué mas se puede pedir.
Un pequeño listado de lugares con encanto para comenzar a conocer el país sería: Kruja, pequeña población medieval al pie de la montaña de fuerte influencia otomana; Berat, conocida como “la ciudad de las mil ventanas” es una ciudadela aún hoy día habitada; el monasterio de Ardenica del siglo XIII, el conjunto arqueológico de Butrinto o la ciudad otomana de Gjirokaster con sus características casas en forma de torre.
Y ya que estamos aquí, un pequeño salto hasta la vecina Macedonia para visitar Struga, donde se celebra el festival de poesía más grande del mundo desde 1962 en el que han participado premios nobeles de Literatura como Pablo Neruda o Seamus Heaney. También merece la pena conocer la ciudad de Ohrid, conocida como el Jerusalén de los Balcanes porque alberga 365 iglesias cristianas ortodoxas o el Monasterio de San Naum del siglo X.
Destino 7. Sicilia: Despedir el año envuelto en magia
Pasar el fin de año en una isla puede ser un buen plan. Muy cerca se encuentra la mil veces mencionada pero quizá menos conocida Sicilia. Es la principal isla italiana en la que aún hoy siguen en activo sus volcanes Etna y el de la isla de Strómboli.
Viajar en Navidad a Sicilia supone dejarse envolver por la magia y por un proceso de inmersión en el sentimiento religioso, la música, la práctica de antiguas tradiciones y la preparación de pesebres vivientes y artesanales. Cada pequeño rincón se adorna con luces y colgantes. Los mercadillos se despliegan en las calles de pueblos y ciudades. La mesa, como en la mejor tradición mediterránea, cobra gran protagonismo y a su alrededor se reúne la familia para saborear los platos y dulces típicos de la época.
El tipismo de la Navidad y la gran cena de San Silvestro, que es como allí denominan a la Nochevieja, se puede conjugar con visitas que no dejan a nadie indiferente. En una semana se puede conocer las barrocas y elegantes Catania o Taormina, famosa esta última por su paisaje natural, sus bellezas marinas y su teatro griego-romano. Descubrir los tesoros de Palermo requiere de una jornada completa, pero merece la pena. La ciudad se encuentra justo debajo del Monte Pellegrino en un promontorio que ya definió el poeta romántico alemán Goethe como el más hermoso que había visto nunca. Y, por supuesto, empaparse del rico patrimonio arqueológico de Siracusa.
Fotos: Rutas 10