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Qué ver en el Hermitage

30 enero, 2019

Hay escenarios epatantes y uno de ellos es este de San Petersburgo. Sorprenden sus dimensiones y su historia, pero sobre todo su legado de más de tres millones de obras de arte. Has llegado hasta una de las grandes referencias del arte y la cultura mundiales pero la visita no la podrás disfrutar plenamente sin antes decidir qué ver en el Hermitage: uno de los museos más importantes del mundo.

Desde arte clásico griego a colecciones de Egipto, Mesopotamia, China o Irán, pasando por una de las mayores colecciones de numismática del mundo. Ante tal empacho de arte, nuestro consejo es que traces con antelación un plan de acción seleccionando lo que más te interesa y te conformes con un rápido recorrido por otras salas de menor preferencia. Y para resolver tan difícil como necesario empeño, toma nota de nuestros consejos.

Lo primero, disfruta de su historia

Para entender el Hermitage primero conviene hacer un poco de historia sobre la ciudad que lo alberga. La aún joven San Petersburgo nació casi del capricho de una de las figuras cruciales de la historia de Rusia, el zar Pedro el Grande, que en mayo de 1703 mandó levantar una ciudad capaz de rivalizar con las más bellas y cosmopolitas del centro de Europa. Ideada como una “ventana de Rusia hacia el mundo occidental”, este enclave se convirtió en capital del imperio durante más de 200 años hasta que en el convulso 1918 fue desplazada por Moscú. Y precisamente son 200 los museos que según se cuenta ofrece hoy la moderna San Petersburgo al visitante, pero ninguno de ellos hace sombra al del Hermitage.

La historia del emblemático museo está sobre todo unida a Catalina II la Grande. Tras su coronación como emperatriz en 1762, decidió establecerse en el moderno y confortable Palacio de Invierno de San Petersburgo. Pero sus grandes muros le debieron de parecer aburridos, porque dos años después ya había adquirido en Berlín una colección de 225 cuadros de pintura holandesa y flamenca. Su furor comprador no había hecho sino empezar: dio la orden al cuerpo diplomático ruso de hacerse con todo tipo de objetos artísticos para ennoblecer su morada. Durante años pujó por cualquier obra que saliera a la venta consiguiendo pinturas de maestros como Rafael, Rubens, Rembrandt, Van Dyck o Murillo, pero también muebles y relojes europeos.

Era el comienzo de una fastuosa colección alimentada durante los dos siglos siguientes con nuevas adquisiciones. Una de las más emblemáticas es la de Alejandro I de Rusia al hacerse en 1815 con la colección privada de la mismísima Emperatriz Josefina, esposa de Napoleón Bonaparte. En las siguientes décadas los fondos siguieron creciendo hasta que en 1852, Nicolás I de Rusia, de nuevo en imitación de lo que ocurría en Europa occidental, decidió mostrar su colección. Así quedaba abierto al público el 5 de febrero de 1852, si bien hasta 1917 no fue declarado museo estatal.

Consejos para visitar el Museo del Hermitage en San Pertersburgo

La gran plaza en que se organizan los seis edificios centrales del Hermitage ofrecen una espectacular acogida al visitante.

El Palacio de Invierno y seis sedes más

Cuando estés decidiendo qué ver en el Hermitage no puedes pasar por alto su complejo arquitectónico. Se ubica sobre seis edificios a orilla del río Neva, entre los que destaca el Palacio de Invierno. Adosado a él está el Pequeño Hermitage, mandado construir por la caprichosa Catalina II y que hoy sirve de enlace con el resto de palacios que muestran las colecciones. Entre ellos destaca por su decoración el Palacio Menshikox de 1710. Fue en origen construido como residencia del gobernador de San Petersburgo, siendo considerado el más lujoso de la ciudad. Como séptimo edificio del complejo, hay que citar el Teatro del Hermitage, ubicado en la orilla de enfrente y cuya programación depende del propio museo.

Organiza tu visita

La primera recomendación es no elegir un lunes para visitar el museo, día en que está cerrado. La segunda es comprar online la entrada, que en el momento de escribir este post su precio era de 17,95 dólares para un día. Si eres de los que necesita digerir el arte poco a poco, conviene valorar por seis dólares más la entrada de dos días. Niños y estudiantes acreditados tienen la entrada gratis, igual que cualquier otra persona que lo visite el tercer jueves de cada mes, día en que nadie debe abonar la entrada.

Qué ver en el Hermitage

¿Qué escoger entre tres millones de obras de arte y un escenario deslumbrante? Asumimos con humildad esta gran tarea con una selección de obras de obligada visita salpicada con alguna preferencia de Rutas 10, que esperamos disfrutéis.

El palacio de invierno y su escalera Jordana es una joya de la arquitectura del Hermitage

La monumental escalera Jordana se diseño para impactar a los nobles y embajadores de todo el mundo que en este palacio eran recibidos por el zar.

  • La escalera jordana. Admira esta espectacular escalera de mármol blanco y lujuriosos dorados. Se diseñó para impactar a los nobles y embajadores de todo el mundo que en este palacio eran recibidos por el zar, pero hoy muchas de las visitas arrancan aquí.
  • Treasure Gallery. Ubicada en la planta baja, también es conocida como Golden Room o Diamond Roon, su exceso de dorados abruma pero el espectáculo es único. Una lástima que solo se pueda conocer si se hace una visita guiada.
  • Galería de retrato de los Romanov. Te llevará muy pocos minutos disfrutar de esta clase de historia rusa imprescindible para entender dónde te encuentras.
  • Sala Malaquita. Los que quieran seguir profundizando en el extravagante modelo de vida de la familia imperial no pueden perderse esta sala con objetos personales.
  • El reloj del Pavo Real. Ubicado en el hall de la primera planta, es entre las muchas excentricidades que ofrece el museo, una de las más retratadas: indescriptible.
  • Sala de los Caballeros. También en la planta primera, para los amantes de las armaduras y armas.

Las madonnas de Leonardo Da Vinci imprescindibles en la visita al Hermitage

  • Maestros italianos. En la primera planta se pueden contemplar obras muy interesantes de Raphael, Ticiano, Tintoretto, Lippi, Carvaggio y Canaletto, un atracón de arte italiano del que destacamos tres obras por su singularidad:
  • Las madonnas de Leonardo Da Vinci. Dos lienzos del escaso legado pictórico del genial italiano se pueden ver en el Hermitage: la Madonna Benois y la Madonna Litta  (habitación 214).
  • Chico agachado de Miguel Ángel. Continuando con el arte italiano, no hay que perderse esta obra de Miguel Ángel también conocida como Niño en cuclillas (habitación 230).

Velázquez, grandes maestros de la pintura en el Hermitage

  • Maestros españoles clásicos. Desde El Greco a Goya, pasando por El almuerzo de Velázquez y Murillo, no podemos dejar de destacar la nutrida representación de autores españoles.
  • Arte flamenco y holandés. Es uno de los grandes atractivos del museo, conviene no perderse los retratos de Van Dyck cuando era pintor de cámara de Carlos I.
  • Rubens. Solo el Hermitage puede competir con la colección de nuestro Prado. Más de 40 lienzos de este maestro en la habitación 247. No os perdáis al más carnal Baco que podáis imaginar.
  • Henri Matisse. La danza, una obra gemela de la exhibida en el MOMA de Nueva York, es uno de los lienzos del siglo XX más admirados.
  • Picasso. Los amantes del malagueño no pueden perderse al Bebedor de absenta.
  • Vassili Kandinsky. Cerramos el recorrido sobre qué ver en el Hermitage con Composición VI, una de las cumbres de la abstracción del autor ruso.

Foto portada: Rutas 10

Fotos texto: Pixabay

 

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